| Reportaje | Una pasarela con mucho encanto |
Los perros también desfilan
Que la moda es para la élite es una idea que cada vez tiene menos fundamento y la mejor muestra es la pasarela de moda de San Juan y San Pedro que, cada año, organiza la agencia de modelos CPI. El primer cambio es el espacio físico, pasando de un reciento cerrado y al que sólo se accede por rigurosa invitación, a un lugar público, abierto, en el que todo el mundo puede disfrutar de las excelencias en cuanto al vestir de las casas comerciales y, por supuesto, del buen hacer de los modelos. Además, en el desfile de ayer la pasarela se convirtió en algo más que en un pase de ropa, pasó a ser un acto de solidaridad con mucho encanto, ya que el centro de atención se cedió a los animales, supuestamente irracionales, en concreto al «mejor amigo del hombre», el perro. De lo que se trataba era de reivindicar, en colaboración con la Sociedad Protectora de Animales de León, un mejor trato para los perros, en particular, y para el conjunto de los animales, en general, y la mejor forma era hacer que los canes se dispusieran para desfilar ante los cientos de leoneses que se encontraban en la plaza de la Catedral. Los modelos, luciendo ropa de Teleno, Antonio Leccerie, del Centro Hiperleón, del Club de Golf y D'sant, salieron a la pasarela acompañados de perros de todas las razas, grandes y pequeños; blancos y negros. «La finalidad de este desfile es concienciar a las personas contra el maltrato a los animales y sobre todo tratar de evitar que, con la llegada del verano y de las vacaciones, los propietarios abandonen a sus perros», aseguró Amparo Blanco. La organizadora del desfile invitó a todos los leoneses, amantes de los animales, a que se pasen por la sociedad protectora donde comprobarán la gran cantidad de perros que se encuentran allí, esperando simplemente a que alguien los recoja y los adopte, algo que ella ya hizo hace muchos años y afirma estar encantada. De esta forma, los 35 modelos y once niños que ayer lucieron las prendas en la pasarela no se encontraron solos, sino que tuvieron la compañía de unos seres «irracionales», o quizás no tanto, porque los de cuatro patas demostraron a las claras que, en numerosas ocasiones, los animales irracionales son aquellos que, por considerarlos un estorbo, deciden desprenderse de ellos, abandonándolos a una suerte en demasiadas ocasiones trágica.