El conflicto del metal divide a la patronal leonesa y corre peligro de radicalizarse

La duodécima jornada de huelga del conflicto del metal se caracterizó por el órdago que han lanzado los concesionarios de coches de León a la patronal. El anuncio rompe la unidad con la Fele y deja una nueva puerta abierta para resolver el conflicto. Los empresarios han mostrado su rechazo a la mesa negociadora y reiteran su intención de firmar un convenio propio en el que se aceptarían las condiciones de los sindicatos. Esta actitud pone de manifiesto la división que existe en la patronal, tantas veces denunciada por UGT y CC.OO. Y deja en mano de los trabajadores la solución del conflicto. Desde la Federación de Empresarios Leoneses se han apresurado a quitar importancia al asunto diciendo que solamente son cinco empresas concesionarias las que han mostrado su rechazo a las negociaciones. Algo que han desmentido los empresarios del sector automovilístico. Y subrayan que son la gran mayoría y no el 5% como «se viene diciendo». Presión de los piquetes La huelga del metal volvió hoy a tener una incidencia mayoritaria en los centros de trabajo de la comarca leonesa del Bierzo. Según los sindicatos, el paro se cifra entre el 90 y el 100% de los más de 3.000 trabajadores de la zona, incluído el valle de Laciana. Según el comité sindical de la huelga, esta mañana fueron un grupo de 150 trabajadores del metal los que integraron el piquete a la entrada de las principales factorías, en especial la de Aceros Roldán, con centro de explotación en Santo Tomás de las Ollas, cerca de Ponferrada. Efectivos de la Policía Nacional custodiaron esta mañana la entrada de la empresa y al director de la misma. Y a la vez el presidente de la Federación Leonesa de Empresarios en el Bierzo, Manuel Ángel Fernández Arias, tuvo que soportar desde dentro de su coche cómo un grupo de huelguistas le increpaban sonoramente con insultos, según informó Europa Press. Su coche fue bloqueado durante un tiempo, al igual que el del cuadro técnico de la acerería. Manuel Ángel Fernández se quejó a los sindicatos de que se coarte su libertad y la de los trabajadores que voluntariamente se quieren incorporar a sus puestos. «A mí me ha tenido que abrir paso la propia policía, porque ellos consideran que pueden hacer lo que les de la gana, y los demás no podemos tener libertad para poder entrar a la fábrica, y eso no se puede consentir», se quejó el empresario. En la capital los incidentes fueron menores. La junta de Castilla y León se convirtió en el lugar de protesta de los cien huelguistas que quisieron tomar al edificio. «No nos han dejado entrar», declaró el secretario de la federación del Metal de UGT, Manuel Luna, que dijo que era una manera de ejercer presión sobre la patronal para que empiecen a tenerles en cuenta.