Catedrático emérito de la Universidad Complutense
«La genética es la solución para la salud»
Cuando Guillermo Suárez descubrió que, por la legislación, apenas le quedaban cinco años para ejercer la docencia decidió _como él mismo declara_ acercarse al mundo académico. Ahí comenzó una prolija carrera como académico que, sin embargo, no le desligó de la universidad donde aún sigue ejerciendo como profesor emérito y donde _asegura_ continuará como profesor de doctorado cuando concluyan sus contratos. Decano hasta el año 1994 de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid y Leonés del Año 1997, Guillermo Suárez es miembro de la Real Academia Nacional de Medicina (el segundo leonés que logra esta distinción en un entidad fundada en 1732) y, tras Federico Mayor Zaragoza y Margarita Salas, miembro de la Academia Norteamericana de Microbiología. -Un profesor, ¿nunca se retira? -Hay dos clases de profesores: quienes nada más jubilarse se van para casa y los que siguen dando clase, yo espero ser de estos últimos. Se ve claramente quién va a ser de uno u otro tipo, cuando hay vocación, estás orgulloso de los discípulos que has formado y de la formación que has impartido seguirás siempre adelante. -No siente desilusión cuando a la universidad llegan las generaciones menos preparadas, más desapasionadas y menos interesadas por el saber... -Cuando un amigo, hace años, me preguntó qué me atraía de la universidad pudiendo tener un puesto en la industria mejor remunerado le dije que la juventud. El tiempo no pasa para tí, yo me siento anormalmente joven por el trato con esa juventud que me transmite tanta ilusión. En el momento actual, he visto los peores y los mejores alumnos, que los hay muy buenos. El alumno actual, gracias al acceso que tiene con Internet a las fuentes de información, te puede poner en un gran aprieto si no preparas bien tus clases, eso no pasaba hace años y eso te anima a seguir adelante. -Desde esa perspectiva, ¿cómo ve la Universidad de León? -Muy bien. Creo que está bien orientada, haciendo las cosas de forma positiva. -¿Y la Facultad de Veterinaria? -Todas las evaluaciones la colocan en una buena posición, también está haciendo bien las cosas. -¿Cree que en el momento actual los científicos están siendo bien valorados? Porque, ¿se considera, ante todo un científico? -Por supuesto, he vivido la ciencia y de una forma trepidante. He formado once catedráticos, que comenzaron conmigo su tesis, 24 profesores titulares, entre ellos los profesores Elías Rodríguez Ferri que fue decano de Veterinaria y Francisco Vázquez, ahora llamado como maestro para crear un laboratorio en la Universidad de Bristol... eso me ha obligado a una dedicación enorme, a un alto número de publicaciones... Te ayuda a mantener las ilusiones porque la ilusión, como una planta, hay que cultivarla para que te haga trabajar. Si dejas de dar pedales, te caes de la bici. -¿Considera que ahora la ciencia está más valorada? -Valorada con una mayor exactitud. El índice de impacto de las publicaciones de un científico se puede comprobar con total exactitud, medir el alcance y el valor de sus conocimiento. Ahora te maravilla ver cómo las investigaciones de un científico muy bien valorado no explican por qué, eso ahora no ocurre. -Pero sigue siendo imprescindible salir al extranjero para investigar... -No es absolutamente necesario, pero es recomendable. En España hay centros de gran calidad donde se puede formar cualquiera, pero es bueno salir porque el conocimiento y la relación de otros científicos de lo ancho y largo del mundo te enriquece, incluso te da gran confianza en tí mismo. La investigación en España está mal pagada, pero mucho mejor que hace diez años y con cientos de solicitudes de trabajo más... el panorama ha cambiado. -¿Cuál es el nivel de España en ciencias como Microbiología o Bioquímica, que usted conoce tan bien? -No se situaría mal. No sabría hacer un orden perfecto pero creo que en esas dos especialidades España está en primera línea, tras Estados Unidos que está en primerísima línea. Por eso uno de los mayores honores que he recibido, quizá inmerecido, es ser miembro de la Academia Norteamericana de Microbiología. -Usted, uno de los grandes expertos en enfermedades de transmisión del animal al hombre, considera que los episodios que acabamos de pasar (como las vacas locas o en la neumonía asiática) ¿son sólo la punta de un iceberg y que debemos estar preparados para nuevas y más graves enfermedades? -Son muestras de algo que siempre ha ocurrido y ocurrirá. El Síndrome Respiratorio Agudo y Grave ha demostrado que no lo era tanto, es una de las típicas enfermedades que tras un centenar de contagios desaparece porque el virus no se adapta al hombre y acaba muriendo, lo mismo ha ocurrido con el virus del Ébola. -Y ¿el virus del sida? -Es un caso especial, se trata de un retrovirus demoníaco, con unos mecanismos de escape y contagio ingeniosísimos. -¿Hemos de temer episodios peores? -El Premio Nobel Burnett realizó, en los años cincuenta, una predicción genial; se ha cumplido. Decía que las enfermedades infecciosas, con los antibióticos iban a desaparecer pero que aparecían otras nuevas porque la enfermedad es consustancial a la vida. Trataremos y curaremos unas, pero aparecerán otras nuevas. Por ejemplo, el cambio climático hace que aparezcan virus, como el del Nilo, que antes no se podían ver en ciertos lugares, los cambios llegan a esas modificaciones. -¿Cómo podemos protegernos? -Hay vacunas para prevenir las enfermedades emergentes y las reemergentes, como la tuberculosis. -Con las posibilidades, mayores cada vez, de viajes y contactos. ¿Cree que tomamos todas las precauciones? -La gente lo hace. Se protege, por ejemplo, ante las enfermedades tropicales antes de un viaje. Son conscientes de esta necesidad. -¿Por dónde va a evolucionar la Microbiología? ¿Dónde está su futuro? -Es muy difícil de prever la evolución de una ciencia, pero creo que la genética, la biorremediación y la producción de alimentos por fermentación bacteriana pueden ser la clave. No olvidemos que una bacteria se reproduce cada quince minutos y en un día puede lograr el peso de la tierra. -¿Será la genética la clave del futuro más sano? -La genética va a poder con todo, tras la secuenciación del genoma humano todo va a depender de ello. No obstante debemos ser conscientes de que no todo es número y estructura de genes, hay que tener en cuenta su nivel de actividad y grado de expresión; la diferencia genética entre el mono antropoide y el hombre es de sólo un 0,6%, pero la diferencia en comportamiento cultural es abismal. Estos factores deben valorarse, pero la genética es una de las áreas donde reside la solución para la salud del hombre. -Un hombre que viva más y mejor -Los biólogos pensamos que el género humano va a durar mucho menos que otras especies porque le acechan peligros contra los que no está preparado, como el cambio climático. -Y la autodestrucción... -Por supuesto, la agresividad es innata. -La disculpa para la guerra de Irak fueron las armas biológicas, no halladas aún, pero ¿hay países con capacidad para destruir el mundo con este armamento? -Destruirían y dividirían el mundo en pedacitos. El primero con capacidad es Estados Unidos, pero tenemos que fiarnos de su seriedad, Rusia... muchos países tienen esa capacidad.