| Reportaje | Cuando la memoria se oscurece |
Un día para recordar
Una vez al año, cada 21 de septiembre, todas las asociaciones de familiares recuerdan el alzhéimer. Más de veinticinco millones de personas en el mundo, medio millón en España y alrededor de siete mil u ocho mil en León padecen alzhéimer. La cifra va en aumento cada año debido al envejecimiento demográfico y esta enfermedad empieza a ser uno de los principales problemas de salud de la sociedad actual. Prevenir la enfermedad, retrasarla y, en un momento dado, curarla es el objetivo fundamental de las nuevas investigaciones. El neurólogo leonés Ramón Cacabelos se ha convertido en uno de los más importantes especialistas mundiales en esta patología y a su trabajo se debe el desarrollo de nuevas técnicas de diagnóstico genético de la enfermedad. Su incidencia la ha hecho conocida. Un nombre tan extraño como alzhéimer se ha convertido en algo habitual en el lenguaje diario y en un temor para los adultos. El alzhéimer empieza a manifestarse a partir de los 65 años en una de cada cien personas y afecta ya al 35% de los mayores de 80 años, no obstante comienza a gestarse mucho antes. Los últimos estudios recalcan que nuestro cerebro deja de madurar a partir de los 30 años y a partir de ese momento comienza el deterioro neuronal en las personas genéticamente predispuestas. Sus consecuencias son impredecibles pero siempre graves. La pérdida de la memoria afecta a toda la vida cotidiana y hace, en las últimas fases, imposible reconocer a los seres más cercanos y queridos. Luchar contra el deterioro neuronal y las consecuencias es, pues, clave para abordar una enfermedad que aun hoy carece de cura. Un estudio pionero El doctor leonés Ramón Cacabelos, al frente del grupo de investigación EuroEspes, ha sido uno de los pioneros en el estudio genético de esta enfermedad como nueva vía para tratarla, paliarla y, en el último paso, curarla. De su trabajo se deduce que el genoma de los enfermos de alzhéimer es diferente en un porcentaje que varía entre el 30 y el 60% de la población en general. Es decir, el estudio genético no alerta de la predisposición a padecer la enfermedad. El doctor Cacabelos ha desarrollado además, desde el instituto radicado en A Coruña, un protocolo de identificación de las personas con especial riesgo de padecer la enfermedad, un sistema de screening aplicable a los familiares directos de enfermos que permitiría aplicar medidas preventivas antes de que la enfermedad comience a manifestarse. Sus trabajos, y los similares que se están desarrollando en todo el mundo, abren nuevas vías de esperanza para el futuro de millones de enfermos a los que ahora sólo se puede dar esperanza de no regresión. La Asociación de León trabaja con este mantenimiento de la memoria y el pasado miércoles inauguró una pionera unidad de memoria en la que se trabajará en la detección precoz y estimulación temprana. Mediante talleres, programas informáticos y actividades variadas se trabajará para que, en los primeros estadios, el paciente pueda frenar la pérdida de recursos cognitivos. Es el último servicio de la asociación leonesa que, desde su creación, ha puesto en marcha un centro de día, unidades de respiro familiar o progrmaas como los de estimulación precoz y autoayuda. Ayer, la veintena de voluntarios de la asociación instalaron por toda la ciudad mesas informativas para recordar la enfermedad y sus consecuencias y conseguir fondos que, añadidos a las ayudas oficiales, permitan abordar todos estos programas de los que se benefician los enfermos.