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El curso se inicia marcado por un descenso leve de los escolares, gracias al aumento de inmigrantes y la mayor natalidad

Retorno a las aulas con más acentos

Palanquinos ya no cuenta con centro escolar, mientras Eras de Renueva abre sus puertas

Publicado por
A. Caballero - redacción
León

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El otoño empieza a dejar caer sus hojas al compás de un Diario de la escuela que despereza las suyas para acoger un nuevo curso escolar. Es el tiempo de los reencuentros con los compañeros tras la pausa de un verano abonado a las vacaciones, cargado de historias que contar entre la pausa de Lenguaje y Geografía, antes de que Matemáticas sume un nuevo problema a la escalada del itinerario académico. Saludos y sonrisas, y la seguridad del retorno a una rutina cíclica en la que ir al encuentro de uno mismo, poco a poco, entre tropezones. Este curso, León llenará sus aulas, desde el Páramo hasta los Picos de Europa y desde el Cea hasta el Sil, con 67.494 alumnos en busca de un certificado para adjuntar al concurso de méritos. Se echará de menos en el balance a 935 efectivos con relación al año pasado, un descenso considerablemente menor que el que se hacía costumbre durante los últimos cursos. No en vano, en el 2002 se perdieron 3.000 escolares en comparación con su precedente más cercano. Bajo las guías de la demografía se apuntan dos motivos clave para que este amago de punto de inflexión convierta la curva cóncava en convexa, con la pirámide generacional a punto de volcar por el peso de la cúspide. La inmigración y el repunte de la natalidad parecen tener la culpa de que el saldo camine parejo a la nulidad en estas tierras leonesas. Uno de los condicionantes de este ligero descenso ha sido el aumento de 700 escolares de educación infantil, lo que empuja a pensar que la recuperación viene de la parte más necesaria y no será un espejismo pasajero. Multiculturalidad El otro acicate llega de allende las fronteras, las nacionales no las leonesas tan sólo, para inyectar savia nueva a los pupitres. Este factor supera incluso la mera estadística insulsa y añade el color a unas aulas en las cuales cada vez es más importante la educación en la tolerancia a otras culturas, lo cual revertirá sin duda en un enriquecimiento mutuo de los escolares de la provincia. Durante este curso que ya camina, 1.100 inmigrantes tienen ya matrícula y derechos en colegios de León. No todo es tan bonito como se pinta al evaluar el conjunto. Quince unidades de educación infantil han desaparecido por la ausencia de suficientes aspirantes a matrícula como para mantenerlas activas. A estos espacios es inútil explicarles que en comparación con su cerrojazo han abierto sus puertas otras veintidós. En Palanquinos, por ejemplo, ya no se oyen los gritos de los niños en el recreo. Por contra, Eras de Renueva, uno de los barrios en expansión de la capital leonesa, estrena centro educativo para este curso 2003-2004; ya con lista de espera y notable insuficiencia de aulas de primaria para una población en auge. Para todos ellos se abre de nuevo este Diario de la escuela interesado en servir de herramienta. No hay otra vocación más capital que esta: entrar en las aulas, tomar asiento en el pupitre y escuchar las voces que se concitan en el concierto académico.

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