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Los expertos consideran que no hay que sobrecargar a los menores después de haber pasado seis horas en el colegio

Los educadores creen que los niños han de elegir sus actividades extraescolares

Las materias lúdicas, como el teatro y los deportes, son las más demandadas por los alumnos

Los deportes tienen su fiesta de final de curso en Municipalia, ubicada en el Paseo de Papalaguinda

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Nieves Martínez - león
León

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Las actividades extraescolares forman parte del horario lectivo de los alumnos, ya que, en muchos casos, tras una jornada colegial de seis horas, todavía quedan otro par de horas hasta llegar a casa. Muchos expertos educativos coinciden en que son los niños los que tienen que elegir cuáles son las actividades extraescolares que quieren realizar y que nunca han de ser los padres los que impongan una actividad u otra. Para los educadores una cosa está clara: no hay que sobrecargar a los menores. Los colegios e institutos cuentan con un amplio abanico de actividades extraescolares, como son el baloncesto, fútbol, voleibol, balonmano, guimnasia rítmica, ballet, ajedrez y teatro. Sin duda, las más demandadas son los deportes y el teatro. Pedro Blanco, profesor de lengua y literatura del Instituto Juan del Enzina y encargado de las actividades extraescolares, comenta que, en el caso de su centro, el teatro es la actividad estrella, ya que desde hace unos años se ha formado una buena cantera de muchachos en torno al profesor Javier de la Varga. Por otro lado, dentro de las materias extraescolares que oferta el Juan del Encina también destacan el baloncesto, el balonmano y el voleibol, aunque Blanco admite que le gustaría que se fuera creando en el centro la afición al ajedrez. Distinciones Pedro Blanco explicó cómo es necesario el establecer una distinción entre las actividades que imponen los padres y las que, por el contrario eligen los hijos. En este sentido, apuntó que cuando se da el caso de que el padre quiere que su hijo, además de cursar bachillerato o ESO ha de hacer violín también u otro tipo de estudios recompensados también con notas sí que puede ser una sobrecarga para el niño. Sin embargo, si es el alumno quien elige una actividad lúdia que le da satisfacción realizarla, Blanco no ve ningún peligro para su formación, todo lo contrario. Por otro lado, Blanco también quiso hacer hincapié en las actividades deportivas, que, a su juicio, son beneficiosas si los niños las eligen y si les ayuda a reforzar la amistad entre compañeros y a desarrollar el cuerpo y la mente, y las actividades culturales que se imparten en su centro, como son las materias relacionadas con la literatura, el teatro y el cine. Éstas últimas, según Blanco «son una apertura de las ventanas de conocimiento que resultan muy beneficiosas para el alumnos». El profesor también incidió en que muchas veces los alumnos desconocen lo que son capaces de desarrollar por ellos mismos y que el mundo que está fuera de la escuela puede ser enriquecedor. «Creo que la escuela es estéril si no es porosa con toda la sociedad. No me fío de los que piensan que lo más importante es que el niño apruebe la lengua o las matemáticas». Con estas palabras, Blanco quiso dejar claro cómo la escuela y los propios alumnos han de abrirse a la sociedad y a otros campos de conocimiento que no tienen por qué ser los estrictamente normativos ni evaluables a través de un examen.