Los niños también padecen estrés

El examen del jueves, el malentendido con tu colega, la bronca de tus padres, los problemas sentimentales, la dieta con la que no adelgazas, la angustia de repetir curso... el estrés forma parte de las vidas de los estudiantes, al igual que del resto de los mortales. Por un lado, cada vez se les exige más; por otro, es cierto que se está perdiendo la capacidad de enfrentarse a los problemas y de superar las frustraciones. En todo caso, las técnicas de relajación se han convertido en valiosas herramientas para recuperar el equilibrio perdido, para coger nuevas fuerzas y enfrentarse a los retos del día a día. Estos métodos, dada su importancia, deberían aprenderse en el contexto escolar como una habilidad más, indispensable para enfrentarse a la vida «y no morir en el intento». Pero, empecemos por el principio ¿qué es lo que nos estresa? En primer lugar, el entorno, con sus ruidos, aglomeraciones, horarios rígidos, normas de comportamiento y exigencias en las relaciones interpersonales; y, en este contexto, los colegios e institutos son verdaderas junglas en las que o te adaptas... o lo pasas muy mal. En segundo lugar, los pensamientos. Según como interpretemos nuestras experiencias pasadas, presentes y futuras vamos a sentir ansiedad o placer. Por último, el cuerpo: los difíciles momentos de la adolescencia, el hecho de envejecer, las enfermedades, los trastornos del sueño, las dietas... No es posible escapar de todas las situaciones que nos crean ansiedad en la vida diaria, pero si no queremos que acaben dañando a nuestra salud, debemos aprender a combatirlas con el método más efectivo que se conoce a largo plazo: las técnicas de relajación.