Diario de León

Un delegado sindical afirma que se están produciendo despidos irregulares de empleados

CGT denuncia a Transcom ante la Inspección de Trabajo por «moobing»

Asegura que se acosa a los empleados de tal forma que se han disparado las bajas de tipo psicológico

En la imagen, una foto de archivo de una trabajadora de Transcom

En la imagen, una foto de archivo de una trabajadora de Transcom

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j.a.o. | león
León

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Un trabajador de la empresa de telemarketing sueca Transcom empleado en León y delegado de la CGT en la compañía, Rodrigo Prado, llevó ayer a la Inspección de Trabajo de la Junta la primera denuncia formal de lo que hasta ahora tan sólo era un insistente en determinados círculos respecto a una de las empresas de más reciente implantación en León. Este empelado denuncia un presunto caso de mobbing o acoso laboral -el primero que se conoce en León-, tras recibir reiteradas amenazas durante su trabajo. En la denuncia apunta a la autoridad laboral las presuntas irregularidades que se producen en el centro, con una plantilla de unos 340 empleados, y de las que responsabiliza directamente al máximo responsable de Transcom en León desde abril, el irlandés Peter Floyd. En este sentido, explica una actitud de «clara amenaza hostil y presión insoportable» de este directivo sobre la plantilla, que se traduce por ejemplo en que «el número de bajas psicológicas ha aumentado de forma exponencial» desde su llegada a la empresa. «La manera de actuar, la forma de imponer su orden y disciplina, sus amenazas con despidos en todo momento si no se cumplen sus objetivos, podrían constituir o estar incurso en la expresión mobbing », según asegura el trabajador. «sale del despacho y casi puesto por puesto mira los objetivos conseguidos: donde no son buenos se acerca y presiona al trabajador», asegura. Prado contrapone el supuesto carácter «hostil, prepotente, despótico, autoritario y amenazante que en todo momento ha exhibido» este directivo con la actitud de «diálogo» mantenida por la dirección anterior. Asimismo, la denuncia señala que en la empresa se obliga a ir vestido de forma atípica, puesto que a pesar de no ser un centro de atención al público, es obligatorio para los varones llevar camisa y corbata». «Cuando tal hecho no se produce se obliga a ir al trabajador a su domicilio a proveerse de tal prensa, bajo amenaza de despido», añade señalando que no se trata de un trabajo cara al público y que tampoco hay pluses por obligar a una determinada vestimenta. Necesidades cronometradas Las mujeres tampoco se libran de la presión. Asegurn que este directivo, que habría quitado cualquier capacidad ejecutiva a los mandos intermedios, «cronometra hasta el tiempo que las mujeres emplean en ir al servicio», o el tipo de vestimenta. Tampoco concería incluso el convenio o la legalidad laboral española, según denuncia el delegado de CGT. «Cambia turnos sin el aviso previo preceptivo, y lo mismo ocurre con los despidos: se están firmando enganando a la gente, que luego encuentra que son bajas voluntarias y no tiene cómo reclamar», señala. El contraste entre el escaso número de sanciones y el «altísimo nivel de despidos», así como las frecuentes rescisiones de contratos por obra y servicio «que han finalizado a capricho de la empresa, no cuando finaliza la citada obra o servicio que contempla la ley»; Prado explica que coresponden al contrato con Tele 2, filial del grupo, que no ha modificado su contrato desde el 2000. Sospechas de cierre Rodrigo Prado asegura expresar también una sospecha de los trabajadores cuando asegura que la presión y el acoso laboral obedece a un plan que podría acabar con el cierre de Transcom en León. Desvela que ha abierto un centro en Barcelona y que se están desviando llamadas que antes llegaban aquí a la Ciudad Condal. Creen que se intenta que la gente se vaya por su propio pie a la par que se justifica que el volumen de negocio es cada vez menor para tener un argumento para cerrar. Recuerda que la multinacional prometió hace tres años crear entre 500 y 800 empleos «de calidad», algo que no se ha cumplido, y que llegó con subvenciones y todo tipo de «parabienes» de la So ciedad Estatal de Participaciones Industriales, el holding público del Estado, dirigido entonces por un leonés.

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