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El número de presos se ha multiplicado por cuatro en el último año hasta alcanzar los 1.252 actuales

La cárcel logra abrir sus quince módulos cuatro años después de su inauguración

La mayoría de los nuevos internos son sudamericanos y árabes relacionados con pateras y drogas

Publicado por
Pilar Infiesta - redacción
León

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La prisión provincial de León ha tenido que esperar cuatro años para conseguir poner en marcha todos sus módulos de internamiento y para poder ocupar las celdas de última generación que se construyeron en 1999. El proceso de apertura de los quince pabellones se logró completar el pasado fin de semana con la inauguración del último módulo aún sin utilizar, que curiosamente es el número 12. En él duermen ya una veintena de presos, según confirmaron fuentes de la institución. El centro leonés, ubicado en Mansilla de las Mulas, comenzó a funcionar el 4 de agosto de 1999 con 250 internos que ocuparon sólo tres módulos de hombres y uno de mujeres. El edificio estuvo infrautilizado durante los siguientes tres años, a pesar de las presiones sindicales y de haberse invertido 48 millones de euros en construir las instalaciones más modernas de España con capacidad para 1.008 celdas -muchas, dobles-. En el verano del 2002, la población reclusa no superaba todavía los 350 internos, pero a ellos se sumaron, por primera vez desde que se inauguró el penal provincial, otros 200 reos. El impulso definitivo se produjo, sin embargo, a partir del pasado mes de enero, en que comenzó a incrementarse el número de presos hasta alcanzar los 1.252 actuales. La cárcel se ha convertido así en una torre de Babel, donde conviven reos de treinta nacionalidades diferentes, tras el traslado en el último año de casi 900 presos que cumplían sus penas en prisiones españolas masificadas. La mayoría de los nuevos internos proceden de los penales andaluces, aunque también han llegado reos de Las Palmas, Valencia y Madrid, según confirmaron las mismas fuentes. La estrategia del Ministerio del Interior de redistribuir la población reclusa española responde a un intento de compensar la saturación que atraviesan los penales del Sur por la avalancha de detenidos relacionados con el tráfico de drogas y con la introducción ilegal de marroquíes y argelinos en pateras. La dirección de Villahierro considera que la capacidad del penal aún no está saturada, aunque ya se ha logrado un nivel de reclusos suficiente. También opina que los 413 funcionarios y 26 laborales actuales «pueden atender perfectamente a toda la población reclusa actual, aunque si aumenta la plantilla, sería bueno». Más funcionarios En realidad, la Relación de Puestos de Trabajo (RPT) prevista por Instituciones Penitenciarias se completará a comienzos del 2004 cuando se cubran las plazas del concurso de traslados. La llegada masiva de presos extranjeros al penal leonés no ha producido, de momento, graves problemas de convivencia, según destacan los responsables del centro. Los problemas de orden público «se intentan minimizar animando a los internos a que participen en los talleres ocupacionales, productivos y con cursos», matizan.