Periodista y ex directora de TVE
«Hace falta que Zapatero sepa encarnar un proyecto global de cambio en el país»
La autora de «La memoria recuperada» cree que no se cuenta lo suficiente con Felipe González, en quien piensa como cualquier cosa «menos como un jubilado político»
Una «generación política irrepetible», la de Felipe González, y unas personas «honestas e inteligentes», los miembros de sus gobiernos en 14 años de poder del PSOE en España, proporcionaron a María Antonia Iglesias, según sus palabras, la materia prima para La memoria recuperada , el libro que la periodista y ex directora de informativos de TVE presenta hoy en León, para poner en valor los 14 años de gobiernos socialistas. «Ha sido muy fácil porque he contado con personas dispuestas a hacer un análisis serio, con sus aciertos y sus errores», precisa. -Tras dos derrotas ¿puede el PSOE asumir el Gobierno? -La sociedad española es la que tiene que decidirlo con su voto libre y secreto. Desde mi punto de vista, ahora hay unas condiciones objetivas inmejorables para que el Partido Socialista pueda llegar a gobernar porque la gente tiene un auténtico deseo de cambio, un cierto hartazgo de los ademanes de la derecha y de sus modos despóticos y antidemocráticos. Pero una cosa es el deseo de cambio y otra encontrar realmente el referente que le garantice ese cambio. Es el gran reto que tiene que asumir la actual dirección del Partido Socialista. -¿Es José Luis Rodríguez Zapatero el líder adecuado para protagonizar ese cambio? -Hay muchísima gente de izquierdas que espera que Zapatero sea capaz de ser el referente y asumir el liderazgo de ese cambio. La sociedad española, desgraciada o afortunadamente, se mueve por ese tipo de identidades y de liderazgos personales, más allá de los proyectos. Lo que hace falta es que Zapatero sepa encarnar un proyecto global de cambio en este país. -¿Cree que Felipe González no debería jubilarse políticamente? -Si él quisiera intentar volver a La Moncloa ya lo habría hecho. Pero no creo que sea una persona para jubilarse. Si no cuentan más con él no será por su voluntad. Está perfectamente dispuesto a ayudar en cualquier momento. Puedo pensar en Felipe González como cualquier otra cosa menos un jubilado político. -¿Tiene razón Alfonso Guerra al decir que desde el 93 todo fue «un desastre» porque el gobierno se dedicó a «ajustar cuentas» con los anteriores? -Como todas las explicaciones radicales es simplista y, como todos los simplismos, no se ajusta exactamente a la realidad. Alfonso Guerra ha sido un gran dirigente político, al que tengo gran respeto y amistad. Pero es un simplismo no exento de una cierta vanidad pues justamente en esa etapa él ya no estaba. Es cierto, que se cometieron muchísimos errores que se acumularon a una situación de cansancio de la sociedad y a una larga trayectoria de gobierno. Yo no la reduciría a un desastre. Sobre todo, en el ámbito de la política económica, que es una cosa de la que no se habla, el Gobierno socialista dejó a España en una situación óptima que luego recogió con bastante inteligencia Rodrigo Rato. Pero nadie preguntaba por la economía, todo el mundo preguntaba por la corrupción. -¿Qué opina de la versión de Corcuera sobre el caso GAL (venganza de Garzón)? -Otros dirigentes no guerristas, como Joaquín Almunia, establecen una relación de causa-efecto entre el hecho de que el señor Garzón no vio colmadas sus ambiciones políticas, legítimas o no, y la reapertura del sumario del GAL que dormía el sueño de los justos en un cajón. Cada uno puede hacer su interpretación. -Huelga del 88: ¿Felipe se sentía responsable o lamenta no haber sido capaz de frenar a Nicolás Redondo, como dice Solana?. -A Nicolás Redondo era difícil frenarle porque desde 1982 se propuso pasar a la oposición. Hizo un sondeo de cuáles eran las actitudes de Felipe González y Miguel Boyer, respecto a lo que él ambicionaba -controlar la política económica del Gobierno- y cuando supo que no era posible, decidió pasarse con armas y bagages a la más feroz oposición interna. Nadie lo disculpa. Dicen que fue la quinta columna dentro de la familia socialista. -Felipe González dice que el referéndum de la Otan fue un error, ¿no fue más equivocado decir en la oposición no a la Otan y cambiar en el poder? -El error hubiera sido, por el prurito de dar una imagen de izquierdas inmaculada, mantener una posición que desde su inicio se vio que era un error. No fue un error rectificar. Quizá el único error que yo les achaco y que, en parte reconoce Javier Solana, al hilo de ese cambio de posición -legítima desde una posición de responsabilidad de España en Europa- se dividió la izquierda en España de una forma muy radical y el Partido Socialista entró en una especie de maniqueo de modo que todo el que no cambiaba de posición a su mismo ritmo y nivel era un traidor. Con ese maniqueo, la izquierda sufrió muchas heridas. Solana, con mucha humildad y mucho realismo, reconoce que se actuó con cierta soberbia. -¿El PP y Aznar harían un ejercicio similar sobre sus años? -Como demócrata, me gustaría que fueran capaces. Pero soy escéptica porque tendrían que empezar por reconocer algo que no creo que estén dispuestos: que para llegar al Gobierno hicieron una oposición absolutamente obscena, liquidadora de los principios de la ética y saltándose todas las barreras y todas las señales de alarma. -¿Qué diferencia hay entre sus años como directora de Informativos de TVE (96-99) y ahora? -Ahí están los telediarios que hacíamos y, sobre todo, algo emblemático como es el tratamiento que se le daba al líder de la oposición. Esa comparación no se resiste con el tratamiento absolutamente despectivo y manipulado que se hace en TVE de Zapatero. A mí ninguna sentencia de ningún tribunal me obligó a reconocer públicamente que yo manipulaba.