Si no se agota el dinero del PNR antes de enero se puede perder

La urgencia de los regantes y la situación «límite» que les impulsa a unirse y pedir reformas legales y de las condiciones económicas en la parte de obra de los regadíos que les toca afrontar es doble. Por un lado está el hecho de que el caso del Páramo Bajo sirve de ejemplo. Como quedó de manifiesto ayer, en un momento dado todos tendrán que afrontar pagos que ahora acucian a esta comunidad de regantes; y es que la menor productividad por hectárea que otras zonas de España -debido al tipo de cultivos y a la falta de regadíos precisamente- hace que la solución que sirve en esos territorios en León no sea válida: los agricultores no pueden con la reforma de la PAC, la despoblación, los alquileres de la tierra, la mecanización, la bajada de precios, los escasos márgenes y las obras de regadío. Esto lleva a que casi ninguna comunidad de regantes -excepto las que no tienen aún o las que están ultimando la fase de modernización- esté aprobando sumarse a las obras propuestas por el Plan Nacional de Regadíos (PNR) o el Hidrológico Nacional para el campo leonés. Y como se recordó ayer ambos planes, a partir del 1 de enero del 2004, tienen previsto que el presupuesto que no se haya agotado se pueda destinar a otras regiones que precisen más dinero. Esto agravaría aún más los problemas del campo leonés.