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Gonzalo Moure, premio Gran Angular 2003, respondió a todas las inquietudes de los alumnos de 4º. de ESO del Leónes

El escritor, rodeado de escolares

El encuentro tiene por objetivo fomentar el hábito de lectura entre los alumnos

Los alumnos de cuarto de ESO del colegio Leónes «San Isidoro», durante el encuentro con Moure

Publicado por
Nieves Martínez - león
León

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Gonzalo Moure, premio Gran Angular 2003, se reunió el pasado viernes con los alumnos de cuarto de ESO del colegio Leonés «San Isidoro» para responder a todas las preguntas planteadas por los escolares en torno a su último libro, El síndrome de Mozart . El encuentro se enmarca dentro de un programa de fomento de la lectura entre los alumnos, que se realiza en las distintas asignaturas, siguiendo las pautas marcadas por la Loce. Moure, quien se define como «un freelance, un alma errante», comentó a los chavales que el azar y la necesidad habían sido los motivos por los que había encauzado su carrera hacia la escritura. «Si nuestra vida se reduce a una carrera de espermatozoides, todo es así de azaroso», corroboró Moure. El escritor, a la hora de redactar El síndrome de Mozart , protagonizó una ardua labor de investigación en torno al síndrome de Williams, que, basado en el oído absoluto, es propio de aquellas personas que piensan continuamente en notas musicales. En cuanto a los personajes que aparecen en El síndrome de Mozart , cabe destacar cómo Moure dejó bien claro que están vivos, ya que su objetivo es que todos sus lectores, si lo desean, puedan ponerse en contacto con los personajes porque son reales y, en algunos casos, viven las mismas situaciones que los propios lectores. Concretamente, Moure señaló cómo la figura del padre calculador e intolerante que muestra El síndrome de Mozart es un reflejo de su propia persona, aunque no tiene hijos. Sin embargo, confiesa que si los tuviera, sería odioso e intolerante como Horacio, el personaje del libro. La autoridad de los profesores Los alumnos consideran que el escritor ha dado una imagen autoritaria y prepotente a los profesores que, además, se burlan de los alumnos. A este respecto, Moure asegura que nunca hay que generalizar, aunque sí reconoce que si él fuera profesor de instituto impondría su autoridad, ya que, según el escritor, en estos centros educativos se dan faltas de respeto que no se darían en ningún colegio. En este sentido, quiso matizar cómo, en su opinión, los profesores de instituto han tirado la toalla ante la rebeldía de ciertos alumnos, por lo que las faltas de respeto se convierten en rutina de estos centros. «Un profesor ha de hacer grandes a los alumnos», prosiguió. Por otro lado, Moure insistió en que todos los filósofos se han preguntado a lo largo de la historia por la música, a la que el escritor califica como el único lenguaje universal y otorga un indiscutible poder terapéutico. «La música es el único lenguaje universal, es matemática, la música tiene información matemática, pero no la entendemos», prosiguió Moure.