| Orientación escolar | Los problemas del tabaco |
Trece años y pitillo en mano
Los malos humos de la adolescencia comienzan a los trece años y el 90% de los chavales que empiezan a fumar a esa edad continúan haciéndolo en el futuro
Trece añitos, ni uno más. Ésta es la edad media de inicio en el consumo de tabaco de los jóvenes españoles. En concreto, el 30% de los adolescentes, menores de 18 años, camuflan cada día en su mochila un paquete de cigarrillos, a pesar de que el cartelito con formato de esquela está bien claro: fumar mata. Casi el 90% de estos chicos que empiezan a fumar continuarán haciéndolo en el futuro. En todo caso, si tú eres uno de ellos, es bueno que al menos sepas lo que te estás metiendo en el cuerpo. Para empezar, el tabaco contiene cerca de 4.000 sustancias distintas, la mayoría de ellas cancerígenas, que se clasifican en cuatro grupos. La famosa nicotina, que es la responsable de la dependencia física; el monóxido de carbono, que causa el 15% de las enfermedades cardiovasculares; los agentes irritantes, que actúan directamente sobre los bronquios; y los agentes cancerígenos o alquitranes, que son los responsables del 30% de todos los tipos de cánceres y el 90% del de pulmón. «Pero por un cigarrito de vez en cuando no pasa nada», pensarás. Pues por un solo pitillo, conseguirás aumentar el ritmo cardíaco, la frecuencia respiratoria y la tensión arterial. Además, lo cierto es que el consumo medio entre los jóvenes de entre 13 y 18 años no es de uno diario sino de 7 u 8, lo que no está nada mal. Por cierto, las chicas fuman más que los chicos: ellas representan el 33%, ellos el 24%. En fin, tan bombardeados como estamos con cifras espeluznantes de enfermedades y muertes a causa de este vicio, quien más quien menos hoy en día todo el mundo está informado de las consecuencias de la adicción a la nicotina, que aseguran que engancha cinco veces más que una droga tan letal como la heroína. Y lo dicen todos los que lo han probado: mejor es no empezar.