La hornacina de la Purísima se arregló en 1926
Hay quien dice que la presencia de la Virgen nació como una muestra de acción de gracias después de que un capitán de los acorazados franceses resultara ileso tras caer por la escalera. Otros afirman que se erigió en memoria de unos héroes anónimos que el 7 de junio de 1810 que perecieron aquí. Sea como fuese, Carmelo Hernández, conocido como «Lamparilla», propuso en 1926 arreglar la hornacina. En 1929 ya hay referencia a la salve cantada, costumbre que se suprimió entre 1930 y 1944. Después de una nueva reparación, ahora en 1982, la Corporación acude, pasado el mediodía, a cantar la Salve, que según manda la tradición, debería hacerse a dos voces. «Que, al estrecharnos la mano, seamos siempre capaces de sonreir», concluyó García, momentos antes de que todos los asistentes, mirando fijamente a la Purísima, comenzaran a cantar la Salve con la que se daba por concluida esta celebración.