Diario de León

Catedrática de Historia Moderna de la Universidad de Salamanca

«El franquismo utilizó a la mujer con eficacia para administrar la miseria»

La directora de Historia de las Mujeres en España en el siglo XX presenta hoy en el Aula Magna de Filosofía y Letras la obra que documenta una centuria de logros y retrocesos

Mujeres lavando en el río en una instantánea tomada por el leonés Ángel López Quintás

Mujeres lavando en el río en una instantánea tomada por el leonés Ángel López Quintás

León

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Josefina Cuesta, catedrática de Historia Moderna de la Universidad de Salamanca, es la directora de Historia de las Mujeres en el siglo XX que, desarrollada en cuatro tomos, ha patrocinado el Instituto de la Mujer con motivo de su 20 aniversario. La obra se presenta hoy en León en un acto organizado por el Seminario Interdisciplinar de Estudios de las Mujeres de la Universidad de León en el Aula Magna de Filosofía y Letras a las 12.00 horas. Intervienen, además de Cuesta, Rosa Mª Merino y Jesús Pombo y la profesora de Historia de la ULE, Elena Aguado. -¿Qué hubiera supuesto para la mujer la continuidad de la II República? -La mujer había alcanzado los derechos legales y estaba consolidándolos paulatinamente a un ritmo en algunos casos más aventajado que otras mujeres. Las españolas ya disponían del voto en el 32, mientras que las francesas no lo alcanzaron hasta el 46. De haber tenido continuidad habría alcanzado ya lo que en aquel momento era habitual en las mujeres europeas. -¿La lucha feminista tuvo incidencia en el cambio que se opera a partir de 1975 o son los tiempos históricos los que han traido de la mano esa transformación? -Sin la lucha femenina y feminista se hubiera recorrido mucho menos, aunque hay algunas coyunturas mejores. Pero, por ejemplo, la gran coyuntura de desarrollo de las potencialidades de la mujer de los años 60-70 para toda Europa, para España no lo es. Por lo tanto, no es sólo la coyuntura. En España yo creo que han tenido una gran importancia -y eso está muy bien documentado en el libro- los movimientos feministas y femeninos desde los años 60. -¿Por qué distingue entre femeninos y feministas? -Hay movimientos de mujeres que en principio no tienen un planteamiento de reivindicaciones específicas de mujeres. Por ejemplo, pienso que la Acción Católica es un movimiento femenino pero que no tiene programa de reivindicación feminista, lo cual no quiere decir que no deje de luchar por las mujeres. Tanto la Acción Católica como el Movimiento Democrático de Mujeres, de tinte comunista y otra serie de movimientos de los años 60-70, hicieron mucho por luchar por la emancipación de la mujer y prepararon la democracia. Vaciaron un poco a la Sección Femenina de ese patronazgo que había tenido en los años anteriores. De no haber sido por estos movimientos la mujer hubiera tenido que empezar de cero en los años 70. -¿Cuál es el mejor acontecimiento para las mujeres en el siglo XX? -Para algunos es la conquista del voto en año 32, yo creo que también la conquista de los derechos civiles en la Constitución del 31 y en la del 78. No sólo el voto, para mí los derechos civiles son verdaderamente importantes: que la mujer pueda disponer de su tiempo, de su cuerpo, de su economía, pueda trabajar con libertad sin depender del esposo, a mí me parece que es fundamental. -¿A qué mujer o mujeres españolas destacaría como protagonistas de esta historia reciente? -Estoy más familiarizada con algunas que he hecho en el estudio, pero me parece que son rompedoras en los años 30 Clara Campoamor, Margarita Nelken y Victoria Kent. También Federica Montseny, que es la primera mujer ministra. Durante el franquismo y la transición hay otra figura rompedora que es Dolores Ibárruri. Estas pertenecen en su mayoría a partidos de izquierdas, pero en la dictadura de Primo de Rivera hay algunas mujeres que adquieren un importante papel como Carmen Cuesta, que es secretaria de la Asamblea Nacional en los años 28-29. Estas mujeres que participan en la asamblea eran católicas, pero también de una gran talla. -¿Qué le parece el debate sobre el derecho sucesorio de las mujeres de la familia real? -Estaba latente en todos los foros de análisis de los derechos de las mujeres. Es una cuestión que se solucionará pronto y sin ningún problema, es un fruto maduro que caerá. Creo que por coyunturas muy específicas de la transición no se planteó, pero en la primera reforma constitucional caerá con facilidad. No me parece que sea un tema sangriento, sino que es algo verdaderamente conquistado y entrará en la Constitución por la puerta fácil. Si queremos que dure largo tiempo en algún momento tiene que haber alguna reforma. -¿Qué papel tuvieron las mujeres en la Guerra Civil? -No difiere mucho del que han estudiado los especialistas para las guerras europeas: conquista de cotas de trabajo y de espacios públicos, pero sólo de forma sustitutoria del hombre de forma que cuando acaba la guerra ella pierde esos puestos porque el hombre se reincorpora, es decir, no son conquistas definitivas. Consideramos que ninguna guerra es una ocasión de promoción eficaz y definitiva para las mujeres. La mujer llega al frente, pero desempeñando casi siempre funciones femeninas como el cuidado de la ropa y de la comida. Las anarquistas fueron las que adquirieron más libertad. En nuestro libro se señala la contradicción del programa anarquista -reivindica la igualdad- con la práctica; de hecho nunca autorizaría una sección de mujeres completamente autónomo. -La mujer tuvo una invisibilidad pública en la dictadura muy notoria, pero ¿fue un resorte importante del régimen? -Es más, yo creo que la utilizó no quiero decir que «sabiamente», pero muy eficazmente: como ejército de reserva cuando las necesitó y como administradora de la miseria en el hogar cuando no la necesitaba en la industria. En años de autarquía y escasez esta mujer lo mismo cuidaba el ganado, que tejía, labraba la huerta, hacía la ropa, cultivaba los garbanzos que luego cocía. La utilidad de la mujer fue enorme para el sistema. -¿Cómo se producen acontecimientos como el levantamiento de la prohibición de trabajar en la judicatura o el reconocimiento de derechos en el año 75? -El propio régimen que en el Fuero del Trabajo había proclamado el retorno de la mujer al hogar, con la expansión económica y el boom de los años 60 necesita a la mujer en el trabajo extradoméstico y cae en esa contradicción de concederle oportunidades fuera del hogar porque necesita ese ejército de reserva. En el libro se apunta que también la Sección Femenina, visto el empuje que tenían los movimientos alternativos (católicos, feministas o comunistas) intentó remozar y renovar un poco su imagen uniéndose a la reivindicación de estos derechos. -El problema de la violencia doméstica, ¿tiene que ver con ese pasado? -No, creo que tienen que ver con la destrucción de la sociedad patriarcal y de un modelo de sociedad en la que el varón decide en la familia y es el que tiene la autoridad definitiva. En el momento en que hay otro miembro de la familia sujeto de su propio destino está rompiendo esa estructura tradicional y al parecer hay muchos hombres que no están educados o preparados para aceptarlo. Se produce también en otros momentos como en la II República, aunque no tanto como ahora. -¿La historia del siglo XXI se escribirá de forma paritaria, sin investigaciones específicas de la mujer para visibilizarla? -Hay que luchar todavía bastante para la paridad. Por lo que he oido a las mujeres suecas en cuanto bajas la guardia se pierden los territorios adquiridos. Vamos caminando hacia la paridad legal pasos vertiginosos y hacia la paridad real más lentamente. Este es el camino del siglo XX: el proceso hacia la paridad real.

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