Derriban una casa de Puerta Castillo pese a la fuerte oposición vecinal

El derribo del inmueble número dos de la plaza de Puerta Castillo enfrentó ayer a los últimos inquilinos de la vivienda y la policía. El edificio, de dos plantas, fue declarado en ruina hace dos años y el juzgado de Primera Instancia número 7 de León autorizó la rescisión de los contratos de alquiler por el peligro de derrumbe y la solución de echar abajo la estructura de la casa, que ha permanecido apuntalada durante los últimos 24 meses. Sin embargo, frente a las normas legales emergen los dramas humanos. Eutimia Alonso, una anciana de 85 años, que ha residido en ese edificio durante catorce años, y que sólo cobra una pensión de viudedad de 360 euros, ha tenido que abandonar su hogar. También, una pareja con catorce hijos de edades comprendidas entre los 6 y los 25 años de edad. Esta familia opuso ayer una fuerte resistencia a dejar su casa, cuando fueron avisados a las diez y media de la mañana, y los representantes de la propiedad recurrieron al Cuerpo Nacional de Policía. Diez agentes Hasta el lugar se desplazaron cinco patrullas con dos hombres cada una, que fueron apoyados, posteriormente, por los agentes de barrio de la Policía Local. Incluso las pertenencias y los muebles de esta familia fueron trasladados hasta los almacenes de la Policía municipal en un camión. Tras un rifirrafe verbal entre la fuerzas del orden y los afectados por el derribo, el derrumbe pudo comenzar a efectuarse sobre la una de la tarde. «No hay humanidad -lamentaban-, hemos pagado siempre el alquiler, y ahora nos echan». El abogado de los propietarios del edificio, que prefiere mantener su nombre en el anonimato, asegura que el derribo se realiza tras haber obtenido una resolución administrativa de ruina y cumpliendo una sentencia judicial. También indicó que el deribo ya se había intentado ejecutar el pasado diciembre, pero fue imposible por la dura negativa de los inquilinos». Para él, ayer también se produjo «una situación violenta, con una fuerte discusión, voces y desmayos», pero «había que hacerlo porque la casa se iba a caer y podía ocasionar daños a las personas que siguieran viviendo en ella». El abogado no desvela si en el solar se construirá un nuevo edificio.