La Junta busca otro uso que genere más empleo para la sede del Banco de España

La consejera de Hacienda de la Junta de Castilla y León, Pilar del Olmo, considera inevitable el cierre del Banco de España en León, si bien asegura que la Junta está buscando junto a la Administración central un nuevo uso público para la sede de la entidad en la avenida Ordoño II que genere más empleo que los once puestos de trabajo actuales del antiguo banco emisor en la provincia. La consejera realizó ayer una visita institucional a León, en la que se reunió con el alcalde de la ciudad, el socialista Francisco Fernández, y con el presidente de la Diputación, Javier García Prieto, «para conocer de primera mano y de forma directa la problemática de la provincia», manifestó. Del Olmo, que aprovechó para presentar en la Delegación de la Junta las tablas imput-output de la comunidad para el quinquenio 1996-2000, compareció ante los medios de comunicación, que se interesaron principalmente por el futuro de la sede del Banco de España en León y por la situación de Caja España. La consejera señaló que con el número de operaciones que realiza en León el Banco de España no hay opciones para mantener la sede, máxime cuando la mayoría de ellas hoy en día se realizan por medios telemáticos, y cuando la entidad emisora está ahora integrada dentro del Banco Central Europeo. La titular de Hacienda descartó que el cierre del Banco de España en León pueda perjudicar a la ciudad como capital financiera, especialmente a la hora de mantener la sede de Caja España a largo plazo. Del Olmo señaló que esa circunstancia sólo podría darse en el caso de una fusión de las principales cajas de la comunidad, posibilidad que -recordó- ya ha descartado por completo el Gobierno de Castilla y León, que prefiere apostar por la colaboración entre estas entidades desde la independencia de cada una de ellas. Tablas input-output La consejera aprovechó su visita a León para presentar las tablas input-output de la comunidad en el quinquenio 1996-2000, una herramienta estadística que unida a las tablas 1990-95 y con las contabilidades regionales armonizadas al año 2000, permitirán estudiar los parámetros económicos de Castilla y León con una visión dinámica y evolutiva, más completa que la foto fija que se obtiene con las cifras de un sólo ejercicio. Pilar del Olmo destacó que si las tablas 1990-1995 dejan ver en la comunidad la crisis internacional que se vivió en ese periodo, las del quinquenio 1996-2000 reflejan una realidad bien distinta, con una Castilla y León menos agraria y más terciaria, una inflación media del 2,6%, buena evolución del empleo y un crecimiento en todo el periodo del 22,3%.