«Que no nos maten la zona»

En el seno de la protesta, los sindicalistas despedidos se muestran «emocionados» ante tantas muestras de apoyo y ante la presión social que están consiguiendo. «Si la minería se destruye aquí, esto se muere, porque aquí no hay otra forma de vida», dice Carlos Mesa. Y es que, desde que comenzó la recesión hace ocho años, la plantilla de mineros que trabajan en la comarca de Guardo ha descendido de 12.000 a 400 trabajadores. «Que no nos maten más la zona que ya bastante mal está», añade Juan Bautista. «Si por el motivo que sea tienen que cerrar las minas porque no interesan, que las cierren, pero que nos den puestos de trabajo alternativos», propone. Cada uno de los despedidos lleva trabajando en Uminsa entre 15 y 17 años. Son jóvenes, entre 35 y 40 años, pero no se quieren ir de Guardo. «Tenemos nuestra vida hecha aquí y no queremos marcharnos». Lentamente pasa otro monótono y eterno día de encierro, mientras en la estación ferroviaria de Guardo espera un tren cargado de contenedores de carbón, núcleo central de la industria de esta comarca palentina, cuyos ciudadanos aseguran seguir defendiéndola «como sea necesario».