La Guardia Civil vigila a la familia tiroteada para evitar más altercados

Efectivos de la Guardia Civil vigilan a los integrantes de la familia cuya vivienda de Villaquilambre fue tiroteada la tarde del domingo. La escasa o nula información que han dado en sus declaraciones los trece miembros de la familia que ocupaban la vivienda en el momento de los hechos y las amenazas públicas de integrantes del clan minutos después del tiroteo, en las que aseguraban que responderían contra sus agresores y sus propiedades (a los que inicialmente identificaron a pesar que en sus declaraciones policiales se niegan ahora a apuntarles), han llevado a que las fuerzas de seguridad estén muy atentas tanto a los movimientos de este grupo como a los que presuntamente integran el de agresores. Los hechos se relacionan directamente con otros dos tiroteos recientes. El primero tuvo lugar en Navatejera hace dos meses y supuestamente en el mismo intervinieron los dos mismos grupos del clan, enfrentados ahora; y se sospecha que pudiera ser por un ajuste de cuentas por temas relacionados con drogas, puesto que hay numerosos antecedentes de detenciones por este motivo. Quien entonces fue agredido es seguramente el autor o inductor de los disparos contra otro integrante de la ahora dividida familia. Un detenido por otro caso El agredido en esta última ocasión -los hechos ocurrieron el sábado en la calle José Aguado de León- acudió a denunciar los hechos a la Policía Nacional, en cuya comisaría quedó detenido al tener una orden de búsqueda judicial por un caso de robo con intimidación. Se sospecha que los partidarios de éste entendieron que había sido «vendido» y que pudieron ser quienes tirotearon el domingo la casa de Villaquilambre; cuyo clan podría haber sido a su vez el tiroteado en Navatejera y quien tiroteó a su vez en José Aguado en respuesta. No obstante fuentes policiales aseguran que va a ser muy difícil llegar a nada, puesto que la advertencia de que es un asunto de familia que resuelven ellos es real; pero a su vez afirman que se trata de miembros de un mismo clan que tan pronto están enfrentados como se vuelven a unir como si nada hubiese pasado, cubriendo con un velo de silencio hechos tan graves como tiroteos entre ellos. Es más, se apunta que nunca ha habido heridos en las refriegas y que sólo los bienes reciben balas. El domingo fueron encontradas cinco. Mientras, el temor y el silencio se ha extendido entre los vecinos de Villaquilambre, que prefieren no hablar de una familia conflictiva y que sólo piden a las fuerzas del orden que garanticen la seguridad.