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Publicado por
ARTURO RAMO GARCÍA
León

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EN LA TAREA de educar, ni los padres ni los profesores pueden tirar la toalla cuando surjan dificultades. En la familia, como en otras instituciones, aparecen problemas económicos, una enfermedad inesperada, un accidente de tráfico y otros condicionamientos adversos. Pero eso no debe ser obstáculo para que, con esfuerzo y abnegación, seguir dando buen ambiente a la familia, exigiendo y animando a los hijos. ¿Y cuando se está cansado por el trabajo o las dificultades? Un mariscal europeo dijo que «las batallas las ganan los soldados cansados». No estaba Beethoven en las mejores condiciones físicas cuando compuso la maravillosa Sinfonía Coral . Debió luchar mucho para superar la sordera que le atormentaba. En su obra Locos egregios , Juan Antonio Vallejo-Nájera nos comenta los múltiples condicionamientos negativos de Mozart en su vida de compositor: «Conviene que consideren esto los que insisten en la idea simplista de que la carga pasional de las obras de arte dimana del volcán interno del alma del artista. Mozart, saltando sobre el abismo del vacío afectivo interior, es capaz de crear páginas de máxima irradiación sentimental. «Durante el último año de su vida se encuentra físicamente muy mal, con frecuentes dolores de cabeza y de muelas, astenia e hinchazón de manos y pies, con acentuaciones frecuentes de un intenso malestar general. Por ninguno de estos síntomas interrumpirá su trabajo ni su ritmo; aún en el lecho de la muerte seguirá componiendo...». Ningún educador puede decir tampoco que con este chico «no se puede hacer nada», cuando las posibilidades de avanzar en la educación son muy pequeñas. En muchas ocasiones realmente se podrá hacer poco, pero siempre se podrá hacer «algo», y ese «algo» no podemos dejar de hacerlo. Dice Burke: «¡Qué pena no hacer nada, porque sólo se puede hacer un poco!».

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