Un productor común tiene que vender 2.500 kilos de cereal para ganar lo mismo que un bioagricultor que produzca 1.400
Los cultivos ecológicos en León son ya más rentables que los convencionales
La profesionalización del incipiente sector comienza a paliar el frenazo provocado por los «cazaprimas»
«La leyenda negra de los precios de la bioagricultura se debe a la escasez de productos, lo que reproduce la ley de la oferta y la demanda» RICARDO DÁVILA, uno de los primeros bioagricultores del Consejo de Agricultura Ecológica de Castilla y León Aunque todavía a pequeña escala, la agricultura ecológica se consolida año a año en la provincia leonesa con unos resultados económicos mucho más rentables de los que están ofreciendo los cultivos tradicionales. Los precios a los que se están comprando los cereales cultivados con métodos biológicos dobla prácticamente al de los productos convencionales, según los datos de referencia extraídos del mercado mayorista en León, mientras que las hortalizas se cobran un 25% más caras. El kilo de cebada está en unos 0,11/0,12 euros (18/20 pesetas), aunque si no hay productos químicos en su proceso de producción su valor crece hasta los 0,20/0,22 euros (34/36 pesetas). Lo mismo ocurre con el trigo, que pasa de 0,13 euros /21 pesetas) a 0,25 o 0,3 euros (42 a 50 pesetas), dependiendo de la especie. De esta forma, un agricultor común que venda 2.500 kilos de cereal ganará el mismo dinero que el que produzca con métodos saludables 1.400 kilos del mismo grano. Al rendimiento mayor de los cultivos hay que sumar las subvenciones que perciben los titulares de estas explotaciones a mayores de las que prevé la Política Agraria Común (PAC). Estas subvenciones agroambientales, dirigidas a quienes preservan el medio ambiente aumentando la fertilidad del suelo y proporcionando alimentos con todas sus propiedades, oscilan entre los 90 euros del cereal o el herbáceo de secano y los 504,85 euros de la hortaliza cultivada en regadío y bajo plástico. El crecimiento de hoy es real El experto en biocultivos y técnico de Coag-Castilla y León Emilio Alba resalta que el frenazo que ha sufrido la agricultura alternativa en León es producto de los cazaprimas que aparecieron en los primeros años. «No era honrado, pero poco a poco se han ido dando de baja del Consejo de Agricultura Ecológica de Castilla y León, por lo que los datos de ahora denotan un crecimiento más real», explica. Ese espejismo inicial tuvo su máximo exponente en el año 2001, cuando el Ministerio de Agricultura subvencionó en la provincia 1.334 hectáreas de cultivos ecológicos, en los que 28 operadores trabajaban para seis actividades industriales. Había, además, cuatro explotaciones ganaderas. Según la misma fuente, el año pasado se cerró con sólo una ganadería operativa y trece sociedades agrícolas en funcionamiento, que ocupaban una superficie de 978,73 hectáreas y daban trabajo a 28 personas. Durante los últimos años destaca la drástica reducción de pastos, praderas y forrajes acogidos a las subvenciones para la agricultura ecológica, lo que confirma el abandono de quienes no tenían intenciones reales de trabajar el campo. Han crecido de forma espectacular los cultivos de vid, cereales y hortaliza y se está empezando a desarrollar el sector de las plantas aromáticas y medicinales. En Castilla y León, la situación se va desarrollando de forma paralela. Las producciones más representativas son, principalmente, los cereales, las leguminosas y sus derivados. También se produce vino, carne de vacuno, frutas y hortalizas. La superficie total inscrita es de 12.516 hectáreas, de las que algo más de mil se encuentran en proceso de reconversión y otras 1.800 están en su primer año de prácticas ecológicas. La producción comercializada en toda la comunidad -el Ministerio de Agricultura no tiene datos uniprovinciales- asciende a 2,19 millones de euros al año.