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COLEGIO LA ASUNCIÓN (LEÓN)

Reciclado y tratamiento de basuras

2º de ESO

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León

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En una aburrida tarde del mes de mayo, estaba yo leyendo el periódico. Vi que echaban un reportaje en la 3 sobre el reciclado y el tratamiento de basuras, así que, decidí verlo ya, porque de ese tema no controlaba. Cuando empezó el reportaje, me quedé perpleja al ver los temas tan acogedores de los que hablaba: que si en el año 2090 como sigamos así la Tierra se va a destruir, que si la basura es muy contaminante... Ya sabes, todos esos rollos que nos cuentan y nunca creemos. Cuando acabó, empecé a pensar en cómo colaborar para conseguir un mundo mejor. Mientras tanto, me inventé un historia para hacer una pequeña manifestación y así que más gente empezaría a colaborar. El principal tema de ayuda era «los residuos». Amanecía. María estaba dormida cuando se despertó gracias al fuerte cacarear de su gallo. Las seis de la mañana, pensó, hoy es el gran día. María era una jovenzuela de trece años; estaba harta de vivir en una aldea donde sólo hacía que comer, ir a clase y sacar a las vacas. Pero a partir de hoy, le iba a cambiar la vida. Se iba a la ciudad, a vivir con su prima Araceli, que tenía 20 años. María fue a la gran ciudad, de la que tan bien le habían hablado. Cuando pasó un mes, María cayó en la cuenta de que no era feliz, a ella le gustaba que el aire en las mañanas de primavera le azotara contra la cara, el cacarear de su gallo, el ladrido de los perros y bajar grandes colinas corriendo en las tardes del mes de agosto. Esto en la ciudad no era posible, el poco aire que le azotaba contra la cara era caliente y olía mal, no había gallos, se despertaba con un desgradable sonido que tenía un aparato llamado despertador. A los perros se les oía ladrar, pero María sabía que esos ladridos pedían a gritos: ¡sacadme de este piso, por favor! Éste no era el tipo de vida que a María le gustaba. La ciudad estaba contaminada y olía mal. Así que decidió volver a la maravillosa aldea en la que todos sus deseos se hacían realidad. Me sobresalté cuando acabé la historia. Vaya idea más buena -pensé- me gustaría convocar a todo el bloque de pisos para ponerles de mi parte. Y así fue. En mi bloque se empezó a separar la basura. No arreglamos el mundo, pero una milésima parte de él, sí. Hoy en día soy una ministra del reciclado y el tratamiento de basuras y creo que con dos o tres conferencias más lograré poner de mi parte a media España o a medio mundo.