Antibióticos anuncia un cierre patronal de tres meses y otro de dos en Vitatene

El director de recursos humanos del grupo Antibióticos, el italiano Roberto Quber, anunció ayer a los representantes sindicales que la próxima semana propondrá al consejo de administración un plan industrial que contempla el cierre de la fábrica de León durante un periodo de tres meses para reducir el cúmulo de pérdidas operativas que está registrando este centro de trabajo, que el año pasado ascendieron a 16 millones de euros. El directivo de la empresa justificó la crisis en que Antibióticos vende sus productos en un dólar barato mientras que paga los salarios y a sus proveedores en un euro caro, además de culpar a los fabricantes chinos de vender la penicilina muy barata gracias a las ayudas que reciben de su gobierno para hacerse con el control del mercado internacional. Quber también anunció un cierre de dos meses en la fábrica de betacarotenoides Vitatene, que aún no ha comenzado a funcionar, pese a que el presidente del grupo, Carlo Pizocaro, anunció recientemente que ya tenían vendida la producción de los primeros cinco años de trabajo. Quber justificó esta aparente contradición en que el proceso de fermentación para Vitatene se realiza en la planta de Antibióticos, con lo que si la primera está cerrada, la segunda tampoco puede tener actividad. En la actualidad, la plantilla de Antibióticos está formada por 398 trabajadores fijos y unos 40 eventuales, mientras que de Vitatene dependen directamente 42 personas. Roberto Quber aseguró que con esta regulación temporal no tendrán que llevar a cabo recortes de plantilla, y anunció que aprovecharán el cierre patronal para realizar pequeñas obras en la fábrica. Este anuncio lleva a algunos representantes sindicales a sospechar que Antibióticos pretende realizar una parada téncica para cambiar los equipos de gasoleo por gas, y quieren cargar los costes a sus trabajadores, que ya en enero se vieron obligados a coger quince días de vacaciones para ahorrar costes a la empresa.