Si hablara el corazón...

POLÍTICAMENTE correctos. El mismo discurso ambiguo y ningún dato, fecha o cifra que pueda comprometer su gestión. Llegaron a «inaugurar» -palabra mágica- el congreso de Cardiopatía Isquémica y elogiaron, cada uno en su parcela, los planes sanitarios tanto de la Junta como del Ministerio. Exclusivamente buenas palabras o, mejor aún, «gramática parda». El consejero de Sanidad, César Antón, pasó «de puntillas», como en anteriores visitas, por temas que mantienen en vilo a la población leonesa. Las preguntas eran sencillas, claras y de lo más directas: ¿Cuándo empezará a funcionar el servicio de cirugía cardiovascular?, ¿cuándo concluirán las obras del Hospital de León? y ¿cuándo algunos enfermos terminales, oncológicos, niños y parturientas gozarán de la prometida habitación individual? Las esquivó todas, una tras otra, como si le lanzaran puñales. «No es lo importante», dijo. Y aclaró, a continuación, que lo verdaderamente crucial es que todas estas cuestiones son prioritarias para la Junta. Menos mal. Nos ha quitado un peso de encima, pero seguimos en el «limbo». Con idéntica filosofía, pese a que se supone que el secretario de Estado de Sanidad milita en el partido opuesto, es decir, el PSOE, Fernando Lamata incurrió en las mismas ambigüedades. Y eso que demostró una gran habilidad -llámese rapidez mental- para salir de una «metedura de pata», cuando confundió esta comunidad con Castilla-La Mancha. ¿Cuáles son las carencias sanitarias que padece León? ¿Está la provincia discriminada en cuanto a medios? Las preguntas también eran nítidas. A falta, seguramente, de datos precisos, Lamata se limitó a decir que aquí todo funciona espléndidamente y que nuestros médicos son los mejores. Claro que, de momento y a falta de fechas, los enfermos cardiovasculares -por no citar a otros- tendrán que seguir peregrinando y guardando cola para ser operados en Salamanca o Valladolid. Nos asalta la duda: ¿Habrían respondido lo mismo si hubieran hablado con el corazón?