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«En España se frustran muchos talentos»

El célebre cardiólogo presentó en León las últimas investigaciones en enfermedades cardiovasculares y afirmó que la genética aún tiene muchas décadas por delante mientras el futuro de la resonancia magnética «es enorme»

El cardiólogo catalán a su llegada al Hostal de San Marcos, horas antes de intervenir en el simposio

León

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En algunos círculos le llaman San Valentín Fuster. Con un innegable acento catalán, el que es, probablemente, el cardiólogo más famoso del mundo, llegó ayer pasadas las 12.30 del mediodía a León para pronunciar la conferencia más esperada del undécimo Simposio Internacional de Cardiopatía Isquémica, que se clausuró a media tarde tras dos días de intensas jornadas en el Auditorio. Fuster confesó que nunca ha recibido una oferta en serio para regresar a España y abandonar el Hospital Monte Sinaí. Este especialista de 57 años de edad y Premio Príncipe de Asturias -a cuya boda asiste hoy- traía bajo el brazo importantes novedades en el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares. -¿Cuáles son los avances que ha presentado en este simposio? -He hablado de lo que creo que va a pasar en los próximos cinco o diez años en cuestión de la enfermedad coronaria, cómo prevenirla, nuevas normas terapéuticas... Es un poco de predicción. -¿Y qué va a pasar dentro de cinco años? -(risas) Muchas cosas. -¿Van a seguir siendo las enfermedades coronarias la primera causa de muerte en el mundo? -Desgraciadamente, sí. Los tratamientos van mejorando, la vida se está prolongando; se ha prolongado seis años en las últimas tres décadas, pero no se está previniendo la enfermedad, con lo cual, la incidencia va a seguir aumentando. -¿Qué nuevas terapias se van a aplicar? -Más que terapias se va a saber quién es la persona que está desarrollando una enfermedad y se podrá actuar más pronto. El problema que tenemos hoy en día es que empezamos a hacer algo cuando el enfermo se presenta en el hospital con un infarto, y es relativamente tarde. Creo que lo que va a pasar en los próximos años es que, con una mejor comprensión de los mecanismos moleculares, genéticos, nuevas técnicas de diagnóstico, será posible que podamos identificar a individuos en una edad mucho más joven y entonces algo podrá hacerse. -Genética, células madres, clonación... ¿En el futuro entraremos en un hospital como si se tratara de un taller mecánico, donde nos cambiarán las piezas que fallán? -Gracias a Dios no va a ser así. Para que la genética llegue a una comprensión total del individuo como tal estamos hablando de muchas décadas. El número de genes es enorme y cómo interaccionan unos con otros no se sabe. Se ha tardado cuatro siglos en conocer cómo el corazón conecta con el pulmón y cómo el pulmón está en contacto con el cerebro... El entusiasmo que ha habido con la genética ha de seguir, puesto que se va a ir avanzando, pero en absoluto usted va a saber exactamente cuál es su genética y el día que va a morir. Se lo aseguro que no va a ser así. -¿Se está investigando sobre la regeneración del corazón con células madre? -Es un camino interesante, pero vaticinar siempre es difícil. Hace cuatro o cinco años se habló mucho de regenerar nuevos vasos pequeños en el corazón cuando el enfermo tenía enfermedad coronaria. Inyectando lo que llamamos factores de crecimiento se pensó que se generarían los vasos. En realidad, se generan, pero no son suficientes. Es decir, el hecho de las células madre es real, la cuestión que no sabemos es si esto va a tener un impacto en una mejoría de la función cardiaca que sea importante en cuanto al enfermo. -¿Qué avances científicos ha traído a León? -Unas técnicas muy interesantes para detectar moléculas activas en el individuo; por ejemplo, coágulos de sangre muy pequeños, que se pueden ver con técnicas de imagen. Básicamente, inyectamos unos péptidos (que son unos elemenos moleculares que identifican aquélla molécula). El péptido está unido al hierro, de forma que la resonancia magnética detecta la molécula, puesto que el hierro es sensible a la resonancia magnética. Es estudiar procesos moleculares a un nivel muy básico y que se pueda ver cuál es la actividad del corazón, cuál es la actividad de las arterias coronarias, cuánta grasa hay allí, cuánto elemento inflamatorio... Esto es bastante nuevo. -Los expertos del simposio han abogado por «universalizar» la resonancia magnética en todos los casos de infarto. León fue la segunda provincia de España en contar con resonancia magnética cardiovascular, pero se está infrautilizando... -Las cosas más sólidas en el campo de la enfermedad cardiovascular han evolucionado despacio históricamente. La resonancia magnética tiene un futuro enorme en la enfermedad cardiovascular. Sin embargo, es tecnología cara y compleja. Se va a tardar muchos años, pero es una técnica muy sólida. -Los médicos han mostrado estudios muy preocupantes sobre los jóvenes, en los que han detectado un nivel alto de colesterol y muchos son fumadores desde muy pequeños... ¿Es tan alarmante? -De esto no hay duda. En estudios que se han hecho a gente joven -menor de treinta años-, que ha muerto en accidentes, se ha visto que el 15% tenían enfermedad coronaria ya avanzada. El problema es de educación. Si no entramos en un sistema de educación, en el que se pueda inculcar desde las escuelas la importancia que tiene la salud, va a ser muy difícil poder prevenir la enfermedad a estas edades. Se necesita dinero para llevarlo a cabo y, sobre todo, el entusiasmo y la responsabilidad del público y de los gobiernos. El problema que estamos viendo con la enfermedad coronaria, que es una epidemia, es que no estamos afrontando a la gente joven; no se les está educando. -En el simposio, la mayoría de los especialistas se refirió, precisamente, a la necesidad de crear una cultura sanitaria entre la población. ¿No cree que la ausencia de ella es en parte culpa del oscurantismo que han practicado durante siglos los médicos? -No estoy seguro. Los médicos tenemos mucho trabajo simplemente con llevar a cabo la tarea del enfermo que se presenta en urgencias. El médico no tiene tiempo para llevar a cabo una tarea educativa y preventiva. Por ejemplo, en Estados Unidos, si yo me encuentro que usted es fumadora, probablemente necesito media hora para convencerla de que deje de fumar. Tenemos elementos para hacerlo. Le enseñamos fotografías de gente que tiene los pulmones deshechos, le enseñamos fotografías del corazón... A mí nadie me pagará por esta media hora que estoy con usted. No hay un incentivo. Hoy en día a los educadores no se les trata como se debería y, probablemente, es la parte más importante de la sociedad. -¿A que nivel sanitario está España en comparación con Estados Unidos? -España está muy bien. En el terreno cardiovascular es un país muy puntero. España participa en todos los estudios importantes que hay en el mundo ahora. En España se necesitan dos cosas: descubrir a la gente joven, que tiene futuro. Es preciso que se vayan a airear fuera tres o cuatro años y darles un puesto de trabajo cuando vuelvan. Crear una cantera. Y, en segundo lugar, entrar mucho más en lo que es la ciencia básica, la ciencia molecular, la genética... -¿Aquí hay menos talentos o es que se nos fugan? -No creo que los talentos se fuguen. Algunos se fugan, pero muchos se quedan frustrados. -¿No han intentado «ficharle» para que vuelva a España? -De palabra, sí; de hechos, no he visto nunca nada concreto. -¿Estaría dispuesto a venir? -Si hacen un ofrecimiento que, como dicen, es difícil de rechazar... lo consideraría.

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