Diario de León

El arte choca contra un muro

El Ayuntamiento prepara una normativa contra los grafiteros que dañen monumentos o mobiliario urbano y al mismo tiempo imparte cursos de esta técnica dentro de los talleres del Espabila Una orden

Jairo, David y Esteban son tres grafiteros que piden al Ayuntamiento que habilite paredes

Jairo, David y Esteban son tres grafiteros que piden al Ayuntamiento que habilite paredes

León

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Texto David Esteban, Jairo Soto y Fernando de Uña se consideran artistas. Son grafiteros. Puntualizan que «de los buenos». Aunque en más de una ocasión han sido «sorprendidos» por la policía, no suelen actuar sin permiso. A los que lo hacen ellos mismos les denominan «vándalos». Una distinción que la mayoría de los ciudadanos no tiene clara. En estos momentos, el Ayuntamiento prepara una normativa para «acabar» con ellos. Las sanciones son aún una ingónita. En Ponferrada, por ejemplo, las multas llegan a las 150.00 pesetas. Sin embargo, pese a que el equipo de gobierno municipal de León capital está dispuesto a pasar factura a los ciudadanos que rompan y dañen el mobiliario urbano, al mismo tiempo, se imparten talleres de graffiti dentro del programa de ocio alternativo Espabila, y David, Fernado y Jairo actúan de monitores. «Tú pinta, pero si te pilla la poli, no te conozco», le dijo a David su madre. Acaban de concluir un mural en San Andrés y han tenido que verse la cara dos veces con la policía. Normalmente, son denunciados por vecinos, pese a que, en este caso, tenían el benéplacito del dueño del inmueble. «La policía nos advirtió que necesitábamos varios permisos, incluso de obras. Fuimos al Ayuntamiento y se rieron de nosotros», aseguran. Para este trío de artistas, que habitualmente trabaja en equipo, los muros son sus lienzos y la ciudad, una gran sala de exposiciones. Llevan entre dos y cinco años sembrado sus obras por paredes y tapias. Se emplean a fondo, a a jornada completa; más de ocho horas hasta acabar una obra. Pero pocas veces cobran. Tampoco les importa. La estética del aerosol En lugar de pinceles utilizan entre treinta o cuarenta aerosoles de tonos diferentes. «En León son difíciles de encontrar y caros». Por eso, compran grandes cantidades -más de quinientos- en Valladolid, donde los consiguen por dos euros. Son conscientes de formar parte de una cultura marginal. David (Dados), Fernando (NAF) y Jairo (POSE) -sus nombres se guerra- se consideran herederos de una cultura tan primitiva como la de los primeros artistas del Paleolítico, los pioneros; grafiteros de cuevas. Tienen alma de poetas y dejan frases «para pensar», del estilo de: «Somos prisioneros de nuestras apariencias»; pero también dedicatorias para sus novias. No se consideran unos «egocéntricos», por mucho que sus bocetos estén colgados en varias webs y entre los tres superen los dos centenares de graffitis repartidos por León capital, varias localidades de la provincia y otras ciudades españolas. También han participado en concursos y festivales. En San Millán de los Caballeros, recuerdan que irrumpieron para pintar una pared y su obra gustó tanto que el alcalde, en concepto de embellecimiento del pueblo, les entregó un cheque por 300 euros. Pero es un caso insólito. Decenas de paredes de León lucen sus bocetos y, sólo unos pocos, conocen a los autores. El Instituto Padre Isla también contrató sus servicios para «adecentar» un muro. David, Jairo y Fernando además pintan lienzos. «No hay diferencia», dicen. Pocas veces improvisan. Antes de llevar a cabo un mural suelen acordar el boceto. La creatividad surge luego. Tres artistas y una única obra, pero sus estilos y formas son claramente diferenciables. Creen que el Ayuntamiento debe perseguir a los vándalos, a quienes simplemente «ensucian paredes», pero, al mismo tiempo, piden que habilite espacios para los artistas genuinos.

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