Diario de León

| Reportaje | La clave de la longevidad |

Las secretas propiedades del magnesio

El salesiano Manuel Rodríguez cumple hoy cien años y desde que tenía 14, cuando ingresó en la orden, ha dedicado sus días a la enseñanza y la vida religiosa

Manuel Rodríguez dando un paseo el día de su cumpleaños

Manuel Rodríguez dando un paseo el día de su cumpleaños

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Abigail Calvo - león
León

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Hasta hace poco Manuel Rodríguez tomaba una vez al día un poco de magnesio diluido en agua. Él afirma que ésa es la clave de su longevidad, aunque según sus propios cálculos el 87% de los miembros de su familia supera los 90 años, «dos se quedaron por el camino por no tomar magnesio», aseguró. Hoy celebra su centenario y con su fino humor apunta entre risas que espera llegar hasta los 105 o los 106. Manolo, como le llamaban sus alumnos de Salamanca, se considera una persona «primaria, de los que se ríen en vez de sonreír». Camina como un chaval de quince y parece un joven de 80. Sin embargo, son cien años los que hoy cumple y a pesar de eso no toma ninguna pastilla, porque conserva en su cabeza todas las fechas que han marcado cambios en su vida. La medicina moderna, al igual que la televisión, no la consume. Lee muchos libros de historia, como buen licenciado en el campo, y todos los días la prensa, los A Fondo y a Trapiello, y mucha radio, esas voces que a veces molestan a sus compañeros porque, como es un poco «duro» de oído, la tiene que poner un poco alta. Duerme muy pocas horas, se acuesta sobre las once de la noche pero a las dos ya se despierta. «Después no hago más que dar vueltas en la cama y me da miedo porque a veces pienso que me voy a caer», Manuel recuerda que durante los 32 años que pasó en Alemania dormía en una cama más grande. Fue allí en 1966, cuando reclamaban a alguien con edad y experiencia para ayudar a los emigrantes españoles. «En aquel momento me pareció mal porque requerían a alguien de edad, eso me ofendió un poco porque no querían a un santo, querían a un viejo», declaró. En sus años como director de colegios salesianos siempre tuvo que enfrentarse a los que no querían modificar el sistema. «Cambié la mentalidad de dos centros», señaló este hombre que a los 14 entró de externo en un colegio salesiano y, cuando recibió un beso en la frente, decidió entrar en la orden cuando rondaba los 17. Manuel asegura, con su buen talante y humor, que en la residencia le cuidan tan bien y quieren que continúe vivendo porque recibe una buena pensión ya que la cobra desde el país germánico. Sin embargo, en la Inspectoría Salesiana donde reside le consideran una persona esencial. Realiza las mismas actividades y labores que el resto de sus hermanos que son como miembros de su familia. Él mismo asegura que hay días que tiene que poner la mesa para muchos comensales, «más de mil cubierto», apuntó. Hoy, cuando cumple sus cien años, recibirá la visita del obispo de León y próximamente recibirá la medalla de Isabel la Católica y reunirá a toda su familia en San Marcos.

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