Sobrevivir siendo un marginado
Cáritas invirtió en León el año pasado 508.229 euros en programas destinados a atender a 4.563 pobres, mujeres, niños enfermos, presos, desempleados, inmigrantes y drogadictos
Antonio vende pañuelos de papel. Para ganar un euro tiene que patear muchas calles, llueva nieve o haga sol. Pero, al menos, «es un trabajo y no tengo que mendigar». Hubo un tiempo en que consiguió seguir adelante gracias a la ayuda de Cáritas. Esta ONG atendió el año pasado a más de 4.563 personas desfavorecidas. Son «los últimos», a quienes está dedicada la actual campaña; «personas y colectivos que encuentran especiales dificultades para su integración y aquellos en los que nadie se fija», según consta en la memoria de esta organización sin fines lucrativos, que el domingo celebra el Día de la Caridad. Los voluntarios leoneses auxiliaron en el último año a 275 familias dentro del programa de Acogida y Atención Primaria; que consiste, básicamente, en atender las necesidades prioritarias de vivienda, alimentación y farmacia. El Centro de Reciclaje de Ropa distribuyó 60.000 prendas entre 1.245 personas. Conocido popularmente como el «ropero de los pobres», recoge el vestuario de segunda mano los lunes, entre las 16.30 y las 18.30 y lo distribuye martes, miércoles y jueves a la misma hora. El pasado curso tres niños enfermos con convalecencias prolongadas recibieron ayuda escolar «extra» en sus domicilios. Cáritas ha detectado una «emergente realidad», el del colectivo de mujeres con graves carencias económicas, culturales y sociales. Se trata de mujeres con escasa o nula formación educativa y ninguna experiencia profesional, a las que se trata de integrar laboralmente. Esta organización no gubernamental tiene un programa, del que en el 2003 se beneficiaron quince mujeres, que pretende mejorar sus condiciones de vida, favoreciendo su autoestima, potenciando sus capacidades y habilidades. La creciente «oleada» de inmigrantes también ha obligado a Cáritas a emplearse a fondo con estos ciudadanos, en muchos casos, «de segunda». 617 inmigrantes -la mayoría procedentes de Colombia (159), Ecuador (92), Rumanía (91), Marruecos (134) y Argelia (84)- fueron asistidos por Cáritas para facilitar su integración en la sociedad leonesa. En 1999 Cáritas creó un programa de atención específico para este colectivo, que incluye un servicio de acogida -alojamiento temporal, manutención, farmacia, contactos telefónicos con la familia...-, asesoramiento en la tramitación de los papeles de trabajo y residencia y orientación laboral. Sin domicilio fijo No viven en ninguna parte. Son los llamados transeúntes. Mendigos que deambulan de una a otra ciudad. Carecen de familia, no tienen ocupación conocida y muchos de ellos tienen dificultades para la convivencia. Son víctimas del desarraigo. Cáritas también se ocupa de ellos. El año pasado a 224 transeúntes les solucionó su problema de comida, documentación o medicamentos; a otros 918 les buscó alojamiento en los dos albergues que gesiona Cáritas en Cistierna y La Robla; y 70 indomiciliados más se beneficiaron del programa Calor y Café , un centro gestionado por varias instituciones, donde se ofrece un espacio para convivir y pasar la noche. En los últimos quince años, Cáritas ha pretado un amplio apoyo a los drogodependientes. El año pasado 157 toxicómanos se beneficiaron de algún programa de esta ONG, que intenta mejorar su calidad de vida y apoyar a las familias de los afectados. Setenta internos del Centro Penitenciario de Mansilla de las Mulas participaron el año pasado en el programa de permisos penitenciarios. Se trata de reclusos con carencias sociofamiliares o desarraigo y en segundo o tercer grado penitenciario a quienes se trata de mejorar sus expectativas de integración social. Por último, Caritas prestó algún tipo de ayuda a 262 parados.