¡Que alguien pare a este toro! Amor y peluches
La cara de esta joven lo dice todo. El toro no se había escapado de unos sanfermines, sino que está en la feria. Es un toro mecánico que se resiste a ser «montado». Una cabalgadura de pesadilla. Se recomienda no ir con el estómago lleno, por si acaso... Vueltas y vueltas, giros a uno y otro lado y velocidad, cada vez más velocidad, en un peculiar desafío contra la gravedad. ¿Es la feria un buen lugar para el amor? Así debió parecerles a estos dos jóvenes, que se abrazan delante de un puesto de peluches. Y es que la feria da para mucho. Se puede comer, beber, disfrutar de atracciones «de alto riesgo», probar fortuna en la tómbola o en el tiro al blanco... En fin, que la feria va por dentro y por fuera; también para los vecinos del Polígono 10, que se quejan de no poder dormir...