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Peregrino por accidente

James abandonó Londres rumbo a África hace tres meses para recaudar fondos para las asociaciones benéficas, pero cuando se enteró de lo que era la Ruta Jacobea, decidió cambiar su destino

Publicado por
Ana Gil - león
León

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Se llama James Slevin, es inglés, tiene 30 años y ya ha caminado miles de kilómetros desde que salió de Londres hace tres meses para recaudar dinero destinado a asociaciones benéficas y también como protesta por los problemas que hay en África (enfermedades como el sida o la falta de dinero y alimentos). Aunque acaba de pasar por León, su aventura comenzó en Londres y terminará en el sur de África, a donde tiene previsto llegar dentro de dos años aproximadamente. James era profesor de inglés para extranjeros en la capital británica, pero lo dejó todo «para ver algo más de lo que veo aquí y ahora» y emprendió un camino en solitario rumbo a África del Sur, pero sus planes cambiaron cuando llegó a Pamplona y un hombre danés le habló del Camino de Santiago. «Había visto a mucha gente con las mochilas caminando con los callados y las vieiras, me extrañó, pero no le di más importancia. Cuando me explicaron en qué consistía me pareció algo muy bonito y decidí cambiar mi viaje y poner rumbo a Santiago», asegura James, quien ya había emprendido, sin saberlo, la ruta jacobea desde que salió de París. Cuando llegue a Santiago, regresará dos días a Londres para celebrar el cumpleaños de su madre, pero volverá de nuevo a España para empezar la Ruta de la Plata y llegar a Gibraltar. Afirma que le encanta España y que la considera su segunda casa, a pesar de que es su primera visita a un país «en el que la gente es muy abierta». Lo que más le ha gustado de León, además de la catedral y la calidez de las personas que ha conocido aquí, han sido las tapas, «me parece una forma de comer mucho mejor que la convencional y más divertida», señala. Lucha desde hace tiempo por los derechos de los más desfavorecidos y asegura que nunca lee los periódicos ni ve los telediarios porque no dicen más uqe penurias y hablan de política, algo que no le interesa en absoluto. En su viaje sólo le acompaña un carrito de bebé que ha acondicionado a su manera y en el que lleva todo lo necesario para su viaje: utensilios de cocina, la tienda de campaña y un montón de cosas más. No tiene prisa por llegar, sólo por disfrutar de lo que se va encontrando por el camino. Pocas veces duerme en albergues porque tiene un presupuesto diario de tres euros y, o no le llega, o prefiere aprovecharlos para comprar comida. Así que pasa la noche en su tienda de campaña que pone en cualquier lugar de su camino. James tiene además una página web propia en la que cuenta su historia y el por qué de este viaje. En ella se puede ver el itinerario que ya ha recorrido y el que le queda por recorrer, así como los comentarios que va haciendo de cada ciudad o pueblo que visita y las anécdotas más divertidas. Quiere agradecer la amabilidad de toda la gente que ha conocido en España y promete que, a partir de ahora, visitará nuestro país con más asiduidad y que, en cuanto llegue a Londres, promocionará entre todos sus amigos y conocidos la aventura de recorrer el Camino de Santiago.