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A la familia de Javier Gómez de la Mano no le basta el cese de los generales ordenado por Bono

«El culpable ha sido Trillo», dice la hermana de una víctima del Yak-42

«Los militares obedecen órdenes y Trillo ha tapado el sol con un dedo durante trece meses» Una plaza

Placa en el parque de Trobajo del Camino que lleva el nombre del cabo Javier Gómez de la Mano

León

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«El culpable ha sido Trillo». Yolanda Gómez de la Mano no tiene dudas. Habla con serenidad, pero las palabras le salen del corazón. Ahora está a la espera de las pruebas de ADN para poder identificar los restos de su hermano, el cabo Javier Gómez de la Mano, de 27 años, natural de Trobajo del Camino y uno de los 62 militares fallecidos el 26 de mayo del año pasado en el accidente del Yak-42 ocurrido en Turquía. La familia del capitán Jesús Mariano Piñán, oriundo de Burón, prefiere no hablar. A Yolanda Gómez no le basta con que el ministro de Defensa, José Bono, haya anunciado el cese de los dos generales que firmaron la repatriación de los cadáveres. El informe turco que reveló los errores en la identificación de al menos 22 cadáveres ya se llevó por delante el pasado mes de junio a los generales que ostentaron altas responsabilidaes en el momento del accidente, incluido el jefe del Estado Mayor del Ejército, Luis Aljandre. Yolanda insiste en la culpabilidad del ex ministro de Defensa Federico Trillo. «Los militares siempre obedecen órdenes. Para mí, el responsable ha sido Trillo, que ha tapado el sol con un dedo durante trece meses», asegura. Recuerda que «cuando dijo (se refiere a Trillo) que los generales habían ido voluntariamente... dudo seriamente que ninguno lo hiciera. Fueron a los que se lo ordenaron». En busca de respuestas La hermana de Javier Gómez de la Mano, al que el Ayuntamiento de San Andrés ha dedicado una placa en un parque de Trobajo del Camino, hizo un viaje a Turquía para buscar respuestas. «Las que aquí nunca me dieron», dice. «Trilló se paseó entre los restos bajo un paraguas para echar la cupa a los demás del accidente». Confiesa que necesitaba ver con sus propios ojos el lugar donde falleció su hermano. «Quería ver dónde y cómo había sido. Personalmente, encontré el calor de personas que no tenían nada y que les bajaron de las montañas (se refiere a los cadáveres) y que merecen mis respetos...».

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