La Junta reconoce que León tiene la peor estructura de regadíos

Con motivo de la ejecución de los Planes Nacional y Regional de Regadíos, la provincia de León está experimentando una transformación en sus estructuras productivas, con una superficie de regadío cercana a las 136.000 hectáreas. Sin embargo, un informe de la Consejería de Agricultura y Ganadería reconoce que la provincia no consigue aún consolidar los regadíos existentes, ni alcanza suficiente modernización. La Junta considera que el motivo de la «preocupante inmovilidad de los regantes» podría ser «el hecho de que el maíz sea el cultivo generalizado, o la tradición de regar por acequias, muchas de ellas en tierra o prefabricadas de hormigón en pésimo estado, sin tomar conciencia del elevado consumo de agua ni de la abundante mano de obra necesaria». El Plan Nacional de Regadíos (PNR) presenta como objetivos mejorar la calidad de vida de los agricultores mediante la ordenación de las producciones, los mercados agrarios y las infraestructuras de distribución. Este Plan incluye también la incorporación de criterios ambientales en la gestión de tierras y aguas, para evitar su degradación. La aplicación del Plan Nacional «Horizonte-2008» en la comunidad supone la transformación de 49.955 hectáreas de regadío, y otras 192.505 podrían verse afectadas por la modernización que transforme superficies de secano en regadío. Las Administraciones encargadas de llevar a cabo esta reforma defienden el riego por aspersión a la demanda, que modernice los actuales regadíos por pie. En León se ha previsto mejorar los regadíos de Riaño-Porma -con una inversión de 55,8 millones de euros-, Riaño-Payuelos -102,1 millones de euros- y la zona regable del Sindicato Central del embalse de Villameca, valorado en 2,5 millones. Respecto a la modernización del Páramo Bajo, después de la firma del Convenio Marco con la Comunidad de Regantes y la Sociedad Seiasa, se está esperando la decisión de los regantes para modernizar las demarcaciones y realizar la reconcentración parcelaria. Según la Junta, su objetivo último es «garantizar la competitividad de las explotaciones leonesas».