Conociendo la tierra de ZP

«¿Sr. Pujol le gusta nuestra tierra?», le preguntó una ciudadana cuando se lo encontró paseando por el centro de León, a lo que el ex presidente de la Generalitat de Cataluña respondió: «Sí mucho». Ésta fue la breve conversación que Jordi Pujol mantuvo en la noche del miércoles, cuando paseaba por Ordoño II. Y es que León recibió ese día la visita del ex presidente de la Generalitat que, camino de Cataluña -había pasado unos días en el Principado de Asturias,- hizo parada y fonda en la capital leonesa, quizás para conocer la tierra en la que nació el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, o simplemente para descansar antes de reiniciar la marcha, en cualquier caso pudo hacerlo con toda la tranquilidad que, a buen seguro, era lo que buscaba. Acompañado por su esposa, Marta Ferrussola, Pujol se hospedó en el Hostal San Marcos una sola noche y ayer por la mañana partió de viaje de regreso a su tierra, Cataluña. Pero antes de abandonar tierras leonesas, el ex presidente, al que acompañaban además de su esposa otras dos personas, cenó en el Restaurante Alborada de la capital, donde los cuatro comensales degustaron sopa de pescado, jamón ibérico -petición expresa del propio Jordi Pujol-, lenguado y solomillo, todo ello regado con vino del Bierzo, el «ex president» no eligió ningún caldo de su tierra, sino que prefirió hacer patria. Para finalizar postres y ni café ni orujo. La mesa, cuya reserva se hizo desde el Hostal San Marcos a nombre de uno de los acompañantes de Pujol, no estaba apartada del resto de comensales que ese miércoles cenaban en el céntrico restaurante, razón por la que muchos se percataron de la presencia del «ex president», pero ninguno se acercó a saludarle. Hasta a los camareros y dirección del Alborada los nervios les jugaron una mala pasada y no retrataron el momento con una foto. El paseo «Estoy de turismo», esto fue lo que respondió Jordi Pujol a un matrimonio de catalanes, Flores y José, -bueno más bien catalán él, ella leonesa- que le pararon en plena calle para saludarle y preguntarle qué hacia por estas tierras, «turismo, sólo turismo», les explicó el ex presidente. Tanto él, como su mujer Marta Ferrussola entablaron un pequeño diálogo con Flores y José, quienes les conocían personalmente a través del hermano de éste. Y es que ya lo dice el refranero: ¡Qué pequeño es el mundo! El matrimonio Pujol, sin importarle lo resfrescante del día, recorrió la calle Ordoño, la plaza de San Marcelo, hizo una larga parada delante del Edificio Botines de Gaudí, subieron por la calle Ancha y llegaron hasta la plaza de la Catedral, donde disfrutaron con la Pulchra Leonina y, después, el trayecto a la inversa.