Los Amigos del Ferrocarril exigen el Museo del Tren

La Asociación de Amigos del Ferrocarril de León, que cuenta con más de 500 socios, pedirá el próximo mes de septiembre al recién nombrado gerente de la Sociedad León Alta Velocidad, Juan Conde Guzón, la construcción de un museo ferroviario en el que se puedan guardar y conservar todas las piezas que este colectivo ha restaurado. «Como acaba de ser nombrado vamos a ver si en septiembre nos recibe porque imagino que cuando empiece a trabajar con el tema hablará con las partes implicadas», manifestó el secretario del colectivo, Miguel García. «Es lo único que queremos y tenemos esperanzas aunque después de hablar con políticos de todos los colores lo que tenemos son muy buenas palabras», afirmó García e insistió en que pretenden, lo antes posible, «hablar con el gerente para comentarle nuestra propuesta». En la Asociación tienen muy claro que el futuro museo, para el que todas las instituciones han mostrado un apoyo que aún no ha sido concretado por ninguna, «no puede estar en un sitio cualquiera porque se pretende que el material restaurado esté vivo y se pueda disfrutar». Para ese funcionamiento activo se precisan al menos 550 metros de raíles en los que colocar las piezas que custodia y conserva la asociación y una conexión con las vías de Renfe para que la maquinaria pueda circular y llevar a cabo viajes a diferentes lugares. «Podría ubicarse en parte del depósito de máquinas de Renfe, pero los Ayuntamientos quieren que se construyan viviendas y hay que ver si se amplía el soterramiento de las vías como pide el Ayuntamiento de San Andrés del Rabanedo» según Miguel García. La solución, según la asociación, depende «de la voluntad política». Mucho material disponible En la actualidad, y tras años de trabajo, la Asociación cuenta entre sus fondos con tres locomotoras: la Mikado, «la inglesa» o 7000 -declaradas Bien de Interés Cultural (BIC) por la Junta- y un tractor. Además disponen de un automotor eléctrico con tres coches, los cinco coches que utilizan habitualmente en los viajes turísticos que organizan, un coche-taller, tres vagones de mercancías que usan como almacén y otros dos coches, uno de ellos de los primeros de fabricación alemana que se convirtió en coche-laboratorio. Además, y desde hace dos años, trabajan en la restauración de un electrotrén, de unos 30 años de antigüedad y de un modelo del que aún se mantiene activo algún ejemplar que circula entre Vitoria (Álava), Miranda de Ebro (Burgos) y Alsasua (Navarra). La Asociación parte de con un equipo de entre seis y ocho personas que, desinteresadamente, dedican varias horas a la semana al arreglo y conservación del material ferroviario se financia con sus propios recursos. «No recibimos ni un real por tener a la Mikado y la inglesa declaradas como de Interés Cultural» lamenta Miguel García y recuerda que, en los viajes que organizan -el próximo el 12 de septiembre a Monforte de Lemos, Lugo-«paga billete hasta el maquinista porque si no esto no se mantiene». También comenta que el colectivo, con sus cuotas, tiene que asumir los elevados gastos que suponen las revisiones de los aparatos, que ellos mismos llevan a cabo pero certificados por Renfe, y el pago de la cantidad que Renfe les cobra cada vez que «alquilan» las vías para uno de sus trayectos.