Diario de León

| Reportaje | Para paladares exigentes |

Dime lo que comes... Otra forma de vivir, trabajar y consumir

Compradores, productores y consumidores ecológicos artesanales de León comparten una forma de vida sana y de consumo justo y responsable en la asociación «La semilla»

Ricardo Dávila, uno de los fundadores de «La semilla», en su explotación biológica de Villamer

Ricardo Dávila, uno de los fundadores de «La semilla», en su explotación biológica de Villamer

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Elena Fernández - león
León

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La agricultura ecológica, también denominada biológica, orgánica o biodinámica se define de forma genérica como un sistema de cultivo cuyo objetivo fundamental es la obtención de alimentos de máxima calidad con el respeto del medio ambiente, la conservación de la fertilidad de la tierra mediante la optimización de los recursos y evitando el uso de productos químicos de síntesis. En la provincia de León, un grupo de cultivadores de alimentos ecológicos trabaja en estrecha colaboración con consumidores convencidos que comparten lo que denominan «un estilo de vida más sano, alternativo y solidario». Juntos integran una asociación independiente y sin ánimo de lucro, «La semilla», que propugna un consumo responsable y una producción ecológica y artesanal de comida sana y de calidad. El colectivo adscrito al Consejo Regulador de la Agricultura Ecológica de Castilla y León, que este año cumple un lustro desde su legalización, «surgió porque varias personas que se metieron en esto se encontraron y sabían que había gente interesada tanto en consumir como en producir», explica el presidente de este colectivo, Víctor Suárez. Las primeras reuniones de lo que Víctor denomina un «germen de asociación» tuvieron lugar en un local de Izquierda Unida en la capital leonesa. Después, la Universidad de León les cedió un espacio en el edifico de El Albéitar y posteriormente fue el colectivo ecologista Urz el que les facilitó un punto de encuentro. Buscaron un local propio pero ante sus pocos recursos decidieron cambiar a Equitánea, una tienda de comercio justo en el centro de León que cada semana se convierte en un pequeño mercado. Eran pocos pero tenían claro lo que buscaban: crear una asociación de productores y consumidores -en aquel momento en León no había dónde comprar ese tipo de productos- y ofrecer una pequeña ayuda a quienes apostasen por la agricultura ecológica. Bien organizados En la provincia leonesa existen tres grupos consumidores y productores de «La semilla» que funcionan con cierta autonomía económica. El principal y más grande está en la capital, otro en La Bañeza y otro en El Bierzo. Los tres tienen una lista de distribuidores y cultivadores a los que encargan distintos productos a través de hojas de pedido. Las labores de carácter administrativo se reparten entre los socios. Como consumidores, los integrantes de «La semilla» empezaron a trabajar con frutas como plátanos y naranjas, arroz y aceite de oliva, que fue el producto con el que iniciaron su andadura. «Probamos varios y como tenemos cierta autonomía, el grupo de León compra aceite de Córdoba, los del Bierzo de Toledo e hicimos una prueba con una del norte de Portugal»» explica Víctor. Una de las razones de ser de esta asociación es conseguir los productos ecológicos a un precio razonable. «Hay que demostrar que podemos tener los productos a precios adecuados y hay cosas que están más baratas en lo ecológico que en las grandes superficies», afirma al tiempo que denuncia la existencia de cierta competencia desleal de «revendedores de productos de otros sitios haciéndolos pasar por los de aquí». También explica que los grupos intentan comprar a granel, para reducir el precio, y que el coste de lo que consumen se ha moderado con el tiempo. «Al principio los precios eran muy altos porque el transporte resulta caro». En la actualidad calcula que una cesta de la compra con productos ecológicos puede resultar en torno a un 15% más cara que una normal. Alimentos de Dinamarca Entre los alimentos que compran procedentes de otras provincias se encuentran los lácteos, de Asturias y Cantabria, comunidades que también les suministran algo de carne. Algún embutido les llega de Ávila y también importan zumos, mermeladas, refrescos y cerveza, éstos últimos desde Dinamarca. «La semilla» apuesta más por la calidad que por la cantidad. «Lo que queremos es gente que se implique, personas activas que se hacen conscientes como consumidores, que quieren poder fiarse de los que compran y entender una etiqueta», apunta. Los agricultores totalmente integrados actualmente en el colectivo -y que también son consumidores- están, en su mayor parte, en la comarca del Bierzo y, prácticamente todos, cultivan productos hortícolas. La excepción la protagonizan algunos frutales y el vino de una bodega, también del Bierzo. En el resto de la provincia hay dos horticultores en la zona del Páramo y uno en Puente Villarente. La mayor parte de la producción se consume en la provincia pero en alguna ocasión en la que ha habido muchos excedentes se ha vendido algo a una empresa exportadora. Ricardo Dávila es otros de los fundadores de «La Semilla» y la define como «un grupo de personas con las mismas inquietudes y los mismos deseos respecto a hábitos de consumo a los que el tiempo lleva a conocerse y a juntarse». Su finca y sus invernaderos están en Puente Villarente y Villimer. Llegó al mundo de la agricultura ecológica procedente de la automoción. Trabajaba en un taller mecánico y, lo que empezó como una afición de siempre por la naturaleza y el campo, terminó por convertirse en una salida profesional. El tomate, las lechugas, las judías verdes, el brécol, el repollo y la remolacha que produce en una hectárea de huerta y 1.500 metros cuadrados de invernaderos las vende en el mercado de la plaza mayor de León y en un par de tiendas de la capital. Cuando tiene mucha cantidad lo deriva a Mercaolid (Valladolid) «porque allí hay algún mayorista de productos ecológicos». «Hay gente que compra estos productos solamente por comer algo sano, por el miedo a la manipulación de los alimentos y otros que conocen el tema más a fondo y además reconocen la labor de un agricultor que protege el suelo», matiza Ricardo. Víctor Suárez trabaja en una finca de la localidad berciana de Quilós que regenta su pareja. Cultivan pimientos, lechugas, variedades de tomates que califica de extrañas y otra veintena de productos hortícolas. «Dentro aprendes un poco más de los consumidores, que ellos te digan lo que haces bien o mal y siempre intentas mejorar en calidad». Como presidente de «La semilla» reconoce las dificultades que existen para sacar adelante fincas ganaderas ecológicas. «Es la parte más complicada porque hay que alimentar a los animales con productos ecológicos», comenta.

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