Miguel Alejo observa déficit de actividades para los reclusos

Miguel Alejo dio pie a su valoración sobre la situación de la prisión provincial de León con un resumen estadístico: «Este centro tiene en torno a mil plazas y cuenta ya con mil quinientos internos», resumió el delegado del Gobierno en esta autonomía antes de iniciar una visita al centro penitenciario, acompañado del subdelegado del Gobierno en León, Francisco Álvarez. Alejo matizó en el contenido de las cifras, con referencias al índice porcentual de población reclusa extranjera, (-casi la mitad de los internos en Mansilla­-) y entre ese colectivo, cuatro centenares procedentes de los países del Magreb. La situación definida por el delegado gubernamental es similar a la mayoría de los centros de reclusión del país. «Los datos demuestran por sí mismos el trabajo que deben de realizar los funcionarios», precisó el delegado gubernamental que trazó en tres ámbitos las respuestas que pretende el Gobierno al que representa ante la realidad de las cárceles: las posibles medidas paliativas que se aplicarán para reducir sensiblemente el número de presidiarios; nuevos centros penitenciarios y actuaciones encaminadas a incrementar las actividades para los internos. «Es preciso incentivar la actividad laboral, de ocio y entretenimiento, en las cárceles donde los internos pasan demasiado tiempo sin tener ninguna ocupación», precisó Miguel Alejo a la vez que trataba de implicar a agentes económicos en este cometido: «no es cuestión exclusiva de los funcionarios, es preciso de que los empresarios tomen conciencia de que su labor resulta esencial para combatir esa escasa actividad laboral». Miguel Alejo manifestó a las puertas de entrada del centro penitenciario de León la intención de escuchar a los colectivos de presos, y de funcionarios y «a partir de ahí, transmitir sus demandas a los responsables del Gobierno». No obstante, avanzó la intención del ejecutivo que preside José Luis Rodríguez Zapatero de mejorar las condiciones de trabajo de los funcionarios «mejorar las plantillas de forma proporcional al aumento de reclusos». Y sentenció: «Lo que deben de tener claro es que el Gobierno no mirará para otro lado».