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En la prisión de Mansilla de las Mulas conviven internos de 75 nacionalidades distintas

Los funcionarios ven complicado el control de los presos islamistas en León

El centro leonés, entre las 20 cárceles españolas que cuentan con internos integristas Los sindicatos se

Exterior de la cárcel de Mansilla de las Mulas con varios vehículos de la Guardia Civil

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L. Urdiales - león
León

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El sindicato Acaip defendió que la política de dispersión de presos islamistas es la mejor fórmula para evitar la organización de estos reclusos como grupos de presión dentro de la cárcel leonesa. El secretario general de esta organización sindical, Valentín Llamas, denunció los «graves problemas» que encuentran los funcionarios de la prisión provincial de León para controlar a un grupo numeroso de reclusos islamistas entre una población total de casi medio millar de internos de origen árabe. «Se trata de gente muy violenta, y secundada por compañeros de módulo, que rebaten con frecuencia las órdenes que se les transmite por parte del funcionario y que, con el fin de controlar módulos, han llegado a agredir de forma brutal a otros internos». El representante de Acaip citó dos incidentes ocurridos a lo largo del mes de septiembre, en los que resultaron heridos otros internos o funcionarios. «En un caso fue por coger destinos en un módulo; el economato, por ejemplo; y en otro, cuando se iba a trasladar a un preso de un módulo a otro, hubo un conato de revuelta en oposición a esa orden y le causaron lesiones a un funcionario», explicó Llamas, que advirtió del agravamiento de estos problemas durante el mes del Ramadán, «con los presos más reivindicativos y violentos», matizó. Reclaman trato especial El representante de Acaip a nivel nacional valoró parte del origen de los problemas que se suceden en la prisión leonesa -comunes en otras del país con la idéntica representación de internos de origen magrebí- por el trato especial que reclaman estos presos en cuanto a horarios, comidas y rezos. «En León, por ejemplo, se permite la oración común en las galerías, cuando estas expresiones o actos públicos deberían, según normativa, de realizarse en sitios comunes, para garantizar un control mínimo de los reclusos; el problema es que el reglamento no preveía estos extremos y hay que hacer equilibrismo entre el derecho individual de la libertad de culto y el interés colectivo. Se puede decir que no controlamos nosotros, que son ellos los que controlan el ritmo o los horarios dentro de la prisión». En este centro están presos tres reclusos de origen islamista vinculados al Grupo Islamista Argelino y Al Qaida, que permanecen en situación de aislamiento en módulos de máxima seguridad. «Hay un sólo jurista para 1.550 presos; en algunos módulos se alcanzan los 130 internos; hay 75 nacionalidades distintas; casi la mitad de los reclusos son extranjeros; casi medio millar, de origen islámico; al menos, cincuenta por módulo. ¿Cómo vamos a aplicar medidas de reinserción a gente sin vínculos en España?», se pregunta Llamas.

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