Prisiones investigó la situación de los musulmanes en la cárcel de Mansilla

La prisión provincial de León, ubicada en Mansilla, ha estado en el punto de mira de Instituciones Penitenciarias. Prisiones encargó un informe de varias cárceles en las que era significativo el número de internos musulmanes -entre ellas, las de León y Topas (Salamanca)-. Dicho estudio, según informa la agencia Colpisa, encargado personalmente por la actual directora general, Mercedes Gallizo, aprecia que durante los últimos años «no ha habido diferencias significativas» entre el nivel de conflictividad de cárceles con un importante contingente de presos musulmanes y otros centros con «pocos extranjeros». Los funcionarios de la cárcel de León ya han denunciado en varias ocasiones que la situación de Villahierro cambió «radicalmente» desde la llegada de estos presos; con los que, para empezar, ni siquieran pueden entenderse. Este cambio, que ha obligado a los vigilantes y al resto del personal de la cárcel a trabajar en condiciones laborales completamente distintas, entra dentro de las reivindicaciones que los funcionarios hacen al Ministerio, y que esta misma semana provocaba el encierro en Villahierro de los representantes sindicales en el despacho del director durante cinco horas. El sindicato Acaip ha pedido en las últimas semanas que se aplique una política de dispersión de presos islamistas para evitar que estos reclusos puedan organizarse y crear grupos de presión dentro de la cárcel leonesa. En el centro penitenciario de Mansilla uno de cada tres presos es de origen musulmán (casi medio millar). Además, en Villahierro cumplen condena tres reclusos vinculados al Grupo Islamista Argelino (GIA) y a Al Qaida -entre ellos, el supuesto responsable de la célula española de Al Qaida, Eddin Barakat Yarkas, Abu Dahdah-, que en la actualidad se encuentran en situación de aislamiento en módulos de máxima seguridad. El secretario general de Acaip, Valentín Llamas, denunció que parte de los problemas de la prisión de León están provocados por el trato especial que reclaman estos presos en cuanto a horarios, comidas y rezos. «En León -aseguró- se permite la oración en grupo en las galerías, cuando, según la normativa, debería realizarse en sitios comunes, para garantizar un control mínimo de reclusos». También explicó que «se trata de gente muy violenta, que rebaten con frecuencia las órdenes y que, con el fin de controlar módulos, han llegado a agredir a otros internos».