Diario de León

Hombres contra la violencia

Nace en León el colectivo Prometeo que, bajo el emblemático mito del hombre nuevo, anima al género masculino a sumarse al 25 de noviembre y a trabajar por la igualdad La cara gráfica del mal

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Ana Gaitero - león
León

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Bajo la premisa de que «el silencio nos hace cómplices» y con el emblema de un mito, el de Prometeo, que representa al «hombre nuevo» surge en León el primer colectivo masculino que el próximo 25 de noviembre, día internacional por la eliminación de la violencia hacia las mujeres, alzará su voz públicamente contra los malos tratos, para lo que hace un llamamiento a la participación de los hombres. Alberto del Pozo, médico de atención primaria que colabora habitualmente con la asociación de víctimas de agresiones sexuales (Adavas), es el «alma» de esta iniciativa respaldada también por Hermógenes Domingo, Gonzalo Fernández y Luis Román, entre otros. La lucha contra la violencia de género, explican, ha sido liderada hasta ahora por colectivos feministas y de mujeres, lo que ha reforzado la idea de que «es un problema de mujeres». En su opinión, sin la parte masculina implicada activamente, la lucha es «incompleta» y quizá por eso «no se están resolviendo todos los problemas», precisan. El objetivo de Prometeo no es sólo la condena explícita de los malos tratos, sino el desenmascaramiento, a través de una corriente crítica de opinión, de la «misoginia generalizada» que hay en la sociedad y en particular, indican, en ciertos estratos intelectuales con poder entre la opinión pública. Los micromachismos -los pequeños comportamientos que menosprecian o muestran agresividad hacia las mujeres- también están detrás de la violencia de género. «Hay una mentalidad arraigada en el hombre común y buen ciudadano de que a las mujeres maltratadas en el fondo las va la marcha», aclaran. Es sorprendente -añaden- que en medio de tantos cambios positivos para las mujeres (incorporación al mundo laboral, más mujeres en puestos de responsabilidad...) «cada año haya más mujeres muertas». También consideran preocupante que la violencia hacia la mujer figure en el octavo puesto de las preocupaciones ciudadanas después del terrorismo de ETA yla seguridad ciudadana a pesar de que «las mujeres muertas a manos de sus compañeros, esposos o ex parejas son más en número». Por ética El colectivo Prometeo señala también que «nos hemos decidido a dar este paso por una cuestión de ética: se habla de igualdad y de justicia, pero la mitad de la población tiene mayor riesgo de sufrir violencia por el mero hecho de ser mujer». Su postura contra la violencia masculina no es una negación de la masculinidad, «estamos en contra de una determinada forma de ejercer como hombres». En este sentido, creen que el valor simbólico de su voz pública es más relevante que el número de personas que puedan sumarse a la iniciativa. «El hecho que haya alguien desde dentro, desde el mundo masculino, que está en desacuerdo y lo denuncia es muy significativo», añaden. Los chicos no son más brutos Desde su posición reivindican también la educación en igualdad para niños y niñas y la erradicación de creencias como que los niños, por ser varones, «son más brutos» pues hay que diferenciar «entre sexo y género, que es como la segunda piel de nuestra identidad», añaden. Como ejemplo, subrayan la marginación o menosprecio de los hombres que no se conducen con contundencia o violencia, que tiene una larga tradición incluso en el lenguaje; «es frecuente oir llamar calzonazos o cojonines a un hombre que actúa de manera distinta al patrón establecido». También aprueban la discriminación positiva hacia las mujeres porque consideran que la mujer lleva siglos de historia relegada al ámbito privado y entrar en el espacio público «es más difícil para ella». No creen que los cambios que se están produciendo en la sociedad sean producto de la mera inercia social, sino de una lucha emprendida por grupos feministas. «Que tengamos un gobierno paritario no es una casualidad, pero además hay que ver lo que hay detrás de esa paridad», subrayan. Quieren decir que los pocos hijos que tienen las mujeres ministras frente a los que tienen los hombres ministros prueban que «ellas han tenido que sacrificar muchas cosas para llegar a donde están», añaden. Por otro lado, estiman que persistencia de la violencia de género en las sociedades que, como los países nórdicos, son más igualitarias tiene que ver con factores emocionales, sobre los que hasta ahora se ha trabajado poco. De Jerez a León El nacimiento de Prometeo se suma a la paulitana creación de grupos de hombres a favor de la igualdad que inauguró el colectivo Hombres por la Igualdad de Jerez de la Frontera hace varios años. Este grupo trabaja en colaboración con la Concejalía de Salud y Género del ayuntamiento gaditano en varios programas educativos que se desarrollan en centros de enseñanza y con adolescentes. Uno de los factores que tienen a su favor los colectivos de hombres para dirigirse a la sociedad es que «hay hombres que escuchan mejor a los hombres que a las mujeres» por lo que su discurso social puede ampliarse a sectores que ahora se resisten a los cambios. En la sociedad actual, reflexionan, «las mujeres como colectivo han avanzado superando en muchos temas a los hombres, saben por dónde quieren ir; pero al hombre le faltan referentes porque lo que tenemos es un contramodelo: sabemos lo que no podemos ser, no podemos parecernos a las mujeres». Esta puede ser una de las razones -aducen- de que «como colectivo los hombres nos sintamos un poco fuera de lugar» y una de las causas, también, del aumento de la violencia. La colaboración y el apoyo que han manifestado desde sus respectivos ámbitos a grupos que luchan contra la violencia de género, como Adavas, ha sido determinante en la decisión de crear el colectivo.

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