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| Reportaje | En reconocimiento |

Los hijos adoptivos de León cogen vuelo

El Ayuntamiento distingue a 176 cadetes de la Academia Básica del Aire como homenaje a su labor y promoción de la ciudad fuera de las fronteras provinciales

José Antonio Fernández Demaría entrega a Francisco Fernández un obsequio

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A. Caballero - león
León

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Cada ciudad construye sus propias convenciones sociales, ordena etiquetas y evalúa las cartas de méritos para poder presentar en el lado del haber el saldo merecido. Entonces, aparecen los nombramientos con todo el boato de la autoridad municipal, en los que se inscriben los nombres de los hijos predilectos, hijos adoptivos y otras condecoraciones varias que entran directamente en la historia. Para que la mecánica no se frene, la nómina de la ciudad de León acumula desde ayer 176 nuevos nombres que se suman a la extensa prole de los hijos adoptivos, correspondientes a los cadetes de la decimocuarta promoción de la Academia Básica del Aire, que tiene su centro en la localidad de La Virgen del Camino, aneja a la capital leonesa. El acto de entrega de los diplomas vistió de azul marino la escenografía del salón de actos del ayuntamiento de León, con la presidencia del director de la academia, el coronel José Antonio Fernández Demaría, y el alcalde de la ciudad, Francisco Fernández, que cumplió con su último acto oficial antes de la moción de censura que hoy le arrebatará el bastón de mando del consistorio. Ataviado con el uniforme reglamentario y en estricto cumplimiento del orden castrense, Epifanio Pecharromán Lobo, número uno de la promoción de cadetes, fue el encargado de cumplir con el protocolo de agradecimiento en nombre de la academia. «Es un orgullo para todos nosotros recibir el nombramiento de hijos predilectos de esta bella y acogedora ciudad», acometió como arranque del discurso, en el que tuvo un recuerdo para los 499 tenientes y más de 20.000 suboficiales que han pasado por las instalaciones de La Virgen del Camino. El distinguido soldado también destacó como objetivo de su labor ordinaria la consecución de «una sociedad libre, tolerante y justa», antes de pasar a formar parte del espectro uniforme de las butacas del patio. Fuera de discursos y apretones de manos, el coronel José Antonio Fernández Demaría quiso dar respuesta al nombramiento con el regalo de un cuadro conmemorativo de la fecha, que recogió Francisco Fernández como prólogo de su alocución ante la tropa. El alcalde relató la larga tradición de la Academia Básica del Aire ligada a la ciudad de León y su incidencia en el conocimiento de la misma fuera de las fronteras provinciales, además de resaltar el valor del nombramiento de hijos adoptivos a los cadetes a la largo de todos estos años. «Este acto hace que la relación sea mucho más intensa y que, cuando los soldados se van a sus lugares de origen, lleven la imagen de León y la promocionen», destacó Francisco Fernández, que describió la relación entre ambas instituciones como de «cariño y respeto». Cumplidas las estaciones que conformaban la conmemoración: entrega de diplomas, discursos y devolución de agradecimientos, el grueso de cadetes se levantó a la vez que su coronel. «Este acto está clausurado», dijo el alcalde en vista de la formación de firmes. Impasibles, no se movieron.