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| Reportaje | La ayuda a los demás por bandera |

Un ejemplo de solidaridad leonesa

La oenegé Albergues Infantiles nació en León hace casi seis años gracias a la voluntad de un grupo de amigos que decidió prestar su ayuda a varios proyectos con niños de Ecuador. Su última idea s

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Ana Gil - león
León

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El hecho de ser solidario con los demás debería ser algo cotidiano en nuestras vidas, sin embargo, aunque siempre tenemos intención de ayudar a los más desfavorecidos, no siempre lo llevamos a la práctica. Entre los motivos que nos llevan a dejar nuestras intenciones por el camino están, a lo mejor, la falta de dinero para ayudar a los demás por el hecho de que no tengamos un sueldo y la propina de los padres no llega para mucho o, simplemente, porque no nos lo proponemos en serio. Precisamente lo contrario es lo que llevan a cabo en la Asociación Aldeas Infantiles (Alin). Se trata de una oenegé que nació el León hace casi 6 años con el fin de ayudar a los niños de Ecuador que no tienen las mismas oportunidades que la mayoría de nosotros. «La idea de Alín surgió de un grupo de amigos debido a las necesidades que presentaba este país sudamericano», explica Andrés Rodríguez, miembro de Aldeas Infantiles, quien explica que, poco a poco, fueron surgiendo nuevos socios que, gracias a sus aportaciones económicas, han hecho posible una vida mejor para muchos niños de ese país. En la actualidad, Alín tiene 150 socios y un total de 210 niños apadrinados, lo que les supone poder asistir a la escuela, tener algo de material escolar y, en algunos casos, incluso procurar una vida mejor también para su familia. En la actualidad, Alín tiene varios proyectos importantes gracias también a la iniciativa de los hermanos Maristas de esa zona de Ecuador. Por ejemplo, en la ciudad de Loja, la oenegé presta su ayuda a niños con todo tipo de dificultades que son recogidos en un albergue, donde se les da vestido, alimento y viven bajo los cuidados de los voluntarios de una fundación local de la citada ciudad. Además, se les enseña un oficio como un medio de integrarse en la sociedad. «Hay historias realmente terribles sobre la vida de algunos de estos niños», asegura José García, presidente de Alín. También en Loja, la asociación ha puesto en marcha otro proyecto destinado a niños de hasta 3 años de edad, que se encarga de su cuidado hasta que son adoptados por una familia. Según los miembros de Alín, los niños que consiguen ser adoptados mejoran mucho su carácter, ya que pasan de vivir en la calle a tener una familia. Pero el proyecto estrella de esta oenegé sin ánimo de lucro (quiere decir que no busca el beneficio propio, sino el de los demás) es el de las llamadas «Casas Familia». Esta iniciativa se encarga de recoger niños de la calle o que han sido abandonados. Las edades de estos niños oscilan entre los 6 y los 16 años y se les agrupa en cuatro casas familia. En cada una de estas casas los niños conviven con una «mamá educadora», una mujer de la zona que se compromete a cuidar de estos pequeños como si fuese su propia madre a cambio de vivir allí con ellos y no correr con los gastos. Estas cuatro casas están situadas en la ciudad de Quevedo, una ciudad ecuatoriana en la que muchos niños son utilizados como correos de drogas y son, además, víctimas de abusos, En estos hogares, se les procura a los niños alimentación, acceso a la escolarización, a la vez que se les ofrece un hogar y el cariño de una madre y amiga. «Lo más importante es la ayuda de la propia gente de allí, que se prestan a lo que haga falta con tal de ayudar a los demás, sin ellos, nuestro trabajo no sería posible», afirman desde la asociación Alín. Un ejemplo de solidaridad.