Alejandro, el primer jubilado con 65 años
Un deficiente severo, que comprende una de cada cinco palabras, demuestra que puede cumplir una vida laboral normal
Aunque de una conversación sólo comprende una de cada cinco palabras, en su empleo fue preciso, metódico y constante. No recuerda haberse aburrido ni que necesitara descansar demasiado, porque «parar, no paraba», reconoce orgulloso. Tras una vida laboral «satisfactoria» de veinte años en el taller metálico, Alejandro Gutiérrez se jubiló el año pasado al cumplir los 65 años. Así, ha podido decir adiós a los madrugones -se levantaba a las seis y media de la mañana- y se ha aficionado a ver la televisión por la noche. Ser un trabajador de pleno derecho, integrado en la Seguridad Social, con la obligación de cumplir unos objetivos y un horario, ha sido positivo para él, porque se ha sentido útil y ha ocupado su tiempo con responsabilidades. Para Asprona, la organización que le ha formado y que logró colocarle, lo importante es que un deficiente severo puede integrarse en la sociedad y cumplir con las tareas como un ciudadano más. Además, el caso de Alejandro rompe tabús y marca un éxito, al ser el primer trabajador con deficiencia psíquica de la autonomía que consigue jubilarse con la edad reglamentaria y que ha mantenido un empleo durante veinte años. Asprona dedica un gran esfuerzo a integrar laboralmente a las personas con minusvalías y a que puedan desenvolverse solas. Desarrollar habilidades El centro especial de empleo ha conseguido nóminas para un centenar de deficientes en empresas de la provincia y otros 200 realizan trabajos en el centro ocupacional de Quintana de Raneros, donde se intentan desarrollar las habilidades de los discapacitados intelectuales. Los sectores que abordan son carpintería, barnizado, cartonaje, manipulados, albañilería, embalaje, conformados metálicos, jardinería, cocina, lavandería y limpieza. Ahora, Alejandro suele acudir a los talleres ocupacionales para charlar con sus compañeros y verles trabajar.