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El fondo de garantía bancario consigna esta cantidad como indemnización

El ex dueño del banco de Valladolid recibirá hoy los 1.121 millones

El Banco de España asegura que actuó para salvar a una entidad víctima de sus administradores La vida de Domingo Ló

Publicado por
León

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El Fondo de Garantía bancario, que se nutre de las aportaciones de las entidades y está bajo tutela del Banco de España, tendrá que consignar hoy -salvo eventuales aplazamientos de última hora- los 1.121 millones de euros que le exige un juez para indemnizar al que fuera propietario del Banco de Valladolid, Domingo López Alonso. La entidad fue intervenida por la autoridad reguladora, ingresada en el «hospital de bancos», y vendida después al Barclays Bank tras su saneamiento. Son 200.000 millones de las antiguas pesetas, la moneda de la época en que se produjo la crisis de la entidad, la década de los setenta. El Banco de España, el órgano de vigilancia del sistema financiero, no oculta un profundo malestar porque, según argumenta, siempre actuó con el objetivo único de salvar a una entidad que era víctima de sus administradores. La historia se remonta a finales de 1977. Los inspectores del Banco de España iniciaron un nuevo examen del Banco de Valladolid -ya amonestado tres años antes por exceso de riesgo y concentración de créditos-, preocupados porque la entidad había pasado en tres meses de deberle 1.674 millones de euros a apuntarse unos «números rojos» de 4.363 millones en su cuenta con el Banco de España. La inspección desveló problemas de tesorería -créditos por 22.232 millones de pesetas frente a depósitos de 19.750 millones-, y, algo peor, una concentración del 27,18% de los créditos en el grupo de sociedades bajo control del presidente, Domingo López Alonso. También había una trama de 25 compañías --luego se revelaría que este grupo ascendía a 100- con créditos cruzados entre ellas y con otras entidades financieras. La morosidad era equivalente al 50% de los recursos propios. Domingo López Alonso, propietario del 63% del capital, había comprado acciones del banco -según la inspección- con créditos que le concedía la propia entidad. Cuando subió la Bolsa, vendía los títulos -a veces a sociedades bajo su control- y devolvía los préstamos. Pero al llegar los malos tiempos quedó fuertemente endeudado. Los inspectores destaparon una «caja B», formada por cuatro cuentas con 1.003 millones de pesetas, con la que se pagaban extratipos a determinados clientes y a través de la cual transitaban complementos por obras simuladas y facturas por operaciones inexistentes. Informes internos del instituto emisor justifican que el Banco de España, en la duda entre «cerrar el grifo» de la financiación y excluir al Valladolid del registro.