Filemón y Baucis, un ejemplo de humildad y entrega a los demás

Zeus y Hermes, dos de los dioses que vivían en el Monte Olimpo, descendieron un día a la Tierra para comprobar la hospitalidad de los habitantes de la ciudad de Friggia. Llamaron a mil puertas pidiendo abrigo y descanso, pero todas permanecieron cerradas, la única casa que les recibió fue la de Filemón y Baucis, una pareja de pobres ancianos que vivían en una pequeña y humilde choza de las colinas. La generosidad y hospitalidad de los dos ancianos les había hecho ofrecer a sus huéspedes todo lo que tenían en su casa y siempre mostrando una sonrisa y siendo amables, como si estuviesen tratando con gente de su propia familia. Filemón y Baucis observaron que la jarra de vino, que habían vaciado ya varias veces, se volvía a llenar sola y por eso se dieron cuenta de que aquellos hombres a quienes habían acogido en su casa eran, en realidad, dioses, a quienes pidieron perdón por la escasa comida y la pobreza de su casa. Zeus les dijo que iban a castigar a todos los habitantes de esa comarca por su falta de hospitalidad y un enorme lago sumergió a toda la región. La única casa que no había sido cubierta por las agua fue su humilde choza, que se vio transformada en un hermoso templo. Zeus les dijo que pidiesen lo que deseasen y Baucis respondió que la muerte les llevase a ella y a su esposo al mismo tiempo. Así, vivieron muchos años juntos y felices, hasta que un día ambos se transformaron en árboles y, desde entonces, los dos permanecen unidos con las ramas entrelazadas.