| Reportaje | Algunas lecciones de medio ambiente |
El exceso de pesca daña nuestro entorno
España es uno de los mayores consumidores mundiales de pescado, pero el abuso y los malos hábitos han generado la progresiva desaparición de estos productos en el mar
Todos sabemos que es necesario comer pescado para poder llevar una dieta equilibrada y que ello nos permita estar sanos y que nuestro organismo pueda prevenir las enfermedades. Pero el exceso de pesca y el abuso que ha llevado a cabo el hombre con el mar durante años, ya que, en muchos casos, no respeta los periodos de veda necesarios para que los peces se puedan reproducirse, ha originado que nuestros océanos puedan suministrarnos cada vez menos productos marinos, esto es lo que se llama «crisis pesquera». A pesar de que la crisis de la actividad pesquera ha alcanzado ya la práctica totalidad de los océanos del planeta, el consumo de productos de la pesca sigue aumentando en nuestro país. España es uno de los mayores consumidores mundiales de productos de la pesca que proceden de todos los rincones del planeta. Cada vez hay menos pescado Y es que, como decíamos antes, este exceso sin límite ha llevado a que cada vez haya menos pescado, con lo que es necesario buscar una solución al problema. Esto ha generado que las agrupaciones ecologistas protesten ante la falta de responsabilidad a la hora de sacar pescado del mar para el consumo del hombre, como lo ha hecho Greenpeace recientemente. Actualmente, los científicos consideran que el exceso de pesca y las prácticas destructivas son la principal amenaza a la biodiversidad en los océanos, seguida por el cambio climático, la contaminación o la degradación de los ecosistemas costeros. Greenpecae denuncia que, pese a la escasez de pesca que existe en la actualidad en muchas áreas de pesca, han aumentado los precios del pescado en las últimas décadas, debido fundamentalmente a la gran demanda de estos productos en Japón, Europa y Estados Unidos, lo que ha seguido impulsando a la industria pesquera a continuar por el mismo camino y a los Gobiernos a seguir favoreciendo al sector pesquero industrial, lo que demuestra que los gobiernos prefieren seguir ganando más dinero en lugar de cuidar el medio ambiente. «Los consumidores saben muy poco sobre el pescado que consumen. Su origen, el arte de pesca con que ha sido capturado, el impacto de la actividad pesquera sobre el medio ambiente... son aspectos desconocidos para el público en general. Greenpeace nos propone cinco criterios para consumir productos de la pesca de forma responsable: aprovechar bien el pescado; rechazar los inmaduros; consumir productos cercanos; escoger cuando esto sea posible el pescado capturado con métodos selectivos; y consumir productos de la pesca antes que de la acuicultura. También es importante fijarse en el atiquetado del pescado que comemos, pues en esas etiquetas que vemos en las pescaderías podemos leer su procedencia y determinar su frescura, es decir, saber cuanto tiempo hace que ha sido capturado. «Intentamos ante todo invitar a una reflexión: no podemos seguir, tal como promueven las campañas públicas, aumentando nuestro consumo de pescado y permanecer al margen del impacto de este aumento sobre los océanos en todo el globo y sobre los millones de personas que dependen del pescado para alimentarse en algunas de las zonas más pobres del mundo», ha declarado Juan López de Uralde, director de Greenpeace España. Uso sostenible Greenpeace trabaja para promover un uso sostenible de los recursos marinos, así como para su recuperación. Desde el punto de vista de Greenpeace es imprescindible reducir la presión pesquera a corto plazo, eliminar las prácticas más destructivas y crear redes suficientemente amplias de reservas marinas para permitir la recuperación de los mares y garantizar su explotación a largo plazo. «Para Greenpeace la pesca artesanal es la que mejor se adapta a una explotación racional del medio marino, y pensamos que tanto consumidores como Administración deberían apoyar a este sector. La Administración tiene un papel importante que jugar apoyando etiquetas basadas en criterios ambientales, y no en criterios de calidad abstractos que no proporcionan información sobre el impacto en el medio ambiente», ha declarado un responsable de Océanos de Greenpeace.