Trapos sucios, platos rotos y algunas fotos

El 10 de marzo del 2004, Ángel Penas se incorporó del sillón de su despacho en el Rectorado de la Universidad para ver por la ventana si venía la primavera y se encontró con que la mariposa típica representativa de la estación era león y rampante, subía siete metros por encima del suelo y se movía al viento, un poco más allá del dominio de Castilla y León, Europa, España y la institución universitaria. Y si no fuera porque el 24 de abril de 1812 hay cronistas que hablan de que León fue la primera ciudad que se levantó frente a los franceses, aquél día de marzo hubiera quedado ya para los restos como conmemoración del leonesismo. Aseguran que se oían las risas desde la planta primera del Ayuntamiento, pese a que salían de la sexta -donde por aquellas fechas pacía plácidamente el león junto al cordero socialista-, y que más de uno se pegó un desayuno de soberbia que le tuvo varios días a dieta de Almax con Coca-Cola. Terminaba -de momento, como se ha visto ahora- un conflicto que nacía en noviembre del 2003 y en el que los leonesistas conjuraban al blandir la bandera los fantasmas de cercanía y apoyo de la Junta a Ángel Penas. El símbolo lo fue más si cabe, se tiró de verborrea, se eliminó durante un mes el servicio de limpieza en el campus de Vegazana -restaurado «por amor a los universitarios», como dijo entonces Javier Chamorro- y hasta se amenazó con que se romperían todos los convenios en los que estuviera aneja la firma del Ayuntamiento y la Universidad. Entonces, alguno se acordó del tema que en 1991, en el álbum Historias sin importancia, había escrito Modestia Aparte y que se titulaba Trapos sucios, platos rotos y algunas fotos. En marzo del 2004 se cantaba de una manera, ahora, no se sabe bien ya quién los tiene que lavar, quién los tiene que pagar y quién las tiene que esconder. Ni si ha llegado la primavera a León, aunque entró el domingo a última hora. Un poco después estuvo Penas en el Ayuntamiento para firmar un convenio.