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| Reportaje | Adiós a las armas |

«Sólo queremos que se vayan»

La profesora de los niños iraquíes que están pasando unos días en León se siente traicionada por los países que intervinieron en la guerra de su país y recuerda la situación en la que viven

Publicado por
Abigail Calvo - león
León

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Hace ahora poco más de dos años que comenzó la guerra real en Irak. Aún no se han descubierto las armas de destrucción masiva que el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, puso como excusa para intervenir en el país. Muchos iraquíes están de acuerdo en que la dictadura de Sadam Huseim no era la mejor opción para regir sus designios políticos y sociales, pero menos lo están con las formas empleadas por los países que como España o Italia «invadieron» la antigua Mesopotamia. Ahora, los iraquíes de a pie, esos que todos los días tienen que salir de sus casas para ir a trabajar, estudiar o hacer la compra, salen a las calles de un país completamente destruido y aún ocupado por las fuerzas estadounidenses. Un pequeño grupo de estudiantes de un colegio de educación especial (tal y como se denomina en España) están pasando quince días en León. Gracias al padre Ángel, de Mensajeros de la Paz, y a la Fundación Carriegos de León estos pequeños están disfrutando en España de unos días en los que lo más importante es ver cosas nuevas, aprender, disfrutar y reír y, dos de ellos, con problemas de salud, podrán ser revisados e intervenidos en los hospitales españoles. Obligación de querer Con los niños viajan también algunas monitoras de su colegio, llamado Almanzor, que fue la pesadilla de los reinos cristianos de España en el siglo X. Después del recibimiento que todos han recibido en León les sorprende la pregunta sobre qué opinan de que un país como España apoyara a Estados Unidos en la guerra de Irak. Mientras el traductor les explicaba la cuestión pusieron cara de asombro y movieron la cabeza con gesto negativo. Después de insistir en que España sí que había estado en Irak el traductor respondió: «No les gusta decir que España entrar en su país para ayudar a los americanos». Montaha es una de las profesoras que está con los niños iraquíes en El Caserío de la Fundación Carriegos. Aseguró que sus paisanos «querían a Sadam porque tenían obligación de quererle, porque sabían que no existía otra opción». Montaha declaró que si en Irak hubiera habido democracia el dictador habría sido derrocado legalmente, pero tras la guerra se sienten «traicionados por Bush». En el grupo de niños que ha viajado a España hay varios que han sufrido la pérdida de algún familiar en medio de un tiroteo, lo que los militares norteamericanos denominan «daños colaterales». Las palabras contra el presidente de Estados Unidos son duras: «Él dijo que iba a ayudar, pero sólo ha destruido el país y a los niños los ha dejado sin nada». Después, recordar la primera impresión de la guerra, «miedo, susto, los tanques, los aviones, los soldados...». Ahora, vivir en la posguerra. Como los iraquíes tenían aún en mente la Guerra del Golfo, cuando vieron que la amenaza de un nuevo enfrentamiento estaba próximo decidieron llenar sus despensas, «pero esta vez la guerra duró más de los esperado». Nada de lo ocurrido estaba previsto en las mentes de los ciudadanos de Irak. La ocupación de los ejércitos de otros países ha cambiado la vida de los iraquíes, «no podemos salir a la calle. Antes podíamos quedar para hablar un rato, una hora o algo así, ahora, no podemos salir ni cinco minutos». «Lo único que queremos es que los americanos salgan de nuestras tierras», apostilló Montaha. La profesora del colegio Almanzor calculó que será necesario que pasen al menos más de cinco años para que todo vuelva a una normalidad más o menos relativa. De momento, durante estos quince días en León «están disfrutando». De la ciudad y la provincia se llevarán el recuerdo de la nieve, de «los jardines y los parques bonitos» y la esperanza de que algún día Irak «pueda ser como había sido hasta entonces».