La reconversión necesita aún mucha ayuda

El mes que viene la Mesa del Carbón, compuesta por la Secretaría General de Energía, la patronal del carbón (Carbunión) y los sindicatos, iniciará la negociación del futuro plan que determinará las principales líneas de actuación en el sector, previsiblemente hasta el año 2012. Será la continuación del plan del que ahora se presenta balance (un año antes de que finalice, pero con unas estimaciones que ofrecen poco margen al error). El Plan de la Minería del Carbón y Desarrollo Alternativo de las Comarcas Mineras 1998-2005 tenía como objetivos lograr la viabilidad económica de las empresas, con el fin de reducir progresivamente las ayudas públicas; así como resolver los problemas sociales y regionales relacionados con la reducción de la actividad. Además, debía facilitar la adaptación de la industria del carbón a las normas de protección del medio ambiente. Para alcanzar estos objetivos establecía distintos tipos de ayudas, que iban desde las subvenciones al funcionamiento (diferencia entre el coste de producción y el precio de venta); a la reducción de actividad (plan de cierre para empresas no viables); a los costes derivados de la reestructuración; a la investigación y el desarrollo y al medio ambiente. El objetivo era compatibilizar las reordenación de la industria del carbón con la normativa europea que establece la obligatoriedad de que el mercado eléctrico, aun liberalizado, utilice energías autóctonas que garanticen la seguridad de abastecimiento. Así, las empresas mineras y eléctricas se movían en una libertad de contratación que, sin embargo, exigía unos compromisos mínimos anuales de compra por parte de las eléctricas, establecidos en contratos a largo plazo. De hecho, la práctica totalidad de la producción de carbón se destina a abastecer a las térmicas.