Diario de León

Camuflaje de lagarterana

Cómo interpretar las cifras del ejercicio e intentar travestir a un concejal dentro de la filosofía de la cocina de Ferrán Adriá

Publicado por
A. Caballero - león
León

Creado:

Actualizado:

Como el pleno era de «pre-supuestos» nadie decidió ponerse nervioso, que la previsión es un arte en el que no siempre dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis. O sí. O no. O quién sabe, porque con las mismas cuentas el equipo de gobierno habló de un déficit y los otros -que antes fueron lo que ya no son- aseguraron que en la caja, a su salida en los albores del mes de diciembre, quedaban cuartos de sobra; basados en los informes del jefe del servicio económico y del interventor municipal, respectivamente. En general, las cosas no fueron lo que parecían. «Le felicito por volver a su estado natural, señor Saurina, ya no es comunista, como cuando nos acusaba de privatizarlo todo; ahora lo hacen ustedes también con el matadero», lanzó Ibán García del Blanco; a lo que el concejal popular contestó pausado: «Me he levantado esta mañana y me he puesto el pecho de lata para aguantar todos los calificativos». Pero lo que no aguantó Saurina es que le mentaran que se camuflaba con respecto a los presupuestos: «Yo no me he vestido de camuflaje en mi vida, que fui objetor de conciencia, y no lo hago aunque me lo pida mi alcalde, al que respeto mucho. Antes me visto de lagarterana», saltó en pleno ataque de ingenio; mientras que García del Blanco aprovechaba la contrarréplica: «De lagarterana estaría usted muy bien camuflado». «Mucho tendría que cambiar para hacerme drag queen», saldó el popular. Como se calentó la creatividad, el portavoz del PSOE -que últimamente anda mucho entre fogones- hizo un símil con la cocina y el alcalde: «El señor Amilivia es el Ferrán Adriá de la política, es experto en deconstrucciones y suflés de viento». Mientras tanto, Rodríguez de Francisco no hablaba. Estaba malo. Al resto les sobraba conversación y a los socialistas les dio por analizar el gasto previsto para los envíos postales: 672.000 euros -lógico si una carta de Don Gutierre a Ordoño II cuesta 6 euros, como las urgentes de Alfonso Ordóñez-. Tan animada estaba la cosa que se habló de toros, mus y póker -faltó el fútbol, qué cosa- y hubo un momento en que parecía un bar. Allí, el presupuesto lo hubiera explicado mucho mejor Nacho, que regenta el pub Flipper en Boñar, a quien el otro día un cliente le refrescó las tres reglas: «Cóbrame estos dos Dyc-cola y dame la vuelta de 20 euros, que ya te pago mañana». Pura filosofía.

tracking