Más de doscientos leoneses están a la espera de recibir un riñón donado

Más de doscientos enfermos renales de León están enganchados cada día a una máquina de hemodiálisis a la espera de que un riñón donado y acuden, de tres a cinco veces a la semana, a los centros médicos para las sesiones que limpien su sangre. En concentro, según los datos de la Asociación Leonesa de Enfermos Renales, Alcer, 32 pacientes se someten a hemodiálisis en el centro Asdho de Astorga, 34 en Ponfedial, 65 en Dialeón y 37 y 65, respectivamente, en los hospitales del Bierzo y León capital. A esta cifra habría que unir, para completar el listado de enfermos renales, aquellos que se someten a diálisis peritoneal y que no aparecen en estas estadísticas. Esta cifra cubre todas los puestos de diálisis existentes en la provincia de León por lo que, según explican en la asociación, aparecen verdaderos problemas para hacer huecos a nuevos enfermos. Además, hasta León se desplazan diariamente enfermos de otras provincias como Palencia en las que no están cubiertas todas las necesidades. «Prácticamente todos están esperando un trasplante de riñón», recuerda Delfina Rico Richard, tesorera de la asociación leonesa, «aunque hay algunos enfermos en los que por su estado ya no se puede realizar el implante». El pasado año, según los datos del Sacyl, se implantaron en la comunidad autónoma 64 riñones lo que apenas contribuyó a reducir el número de espera urgente para un implante que se sitúa en más de 150 pacientes. El número se mantiene estable ya que las intervenciones coinciden, prácticamente, con las nuevas entradas en listas de espera. Apenas un tres por ciento de los implantes renales que se efectúan en España corresponden a donantes vivos. El pasado año se realizaron más de 2.100 injertos renales en España. Bodas de plata de solidaridad Alcer lleva veinticinco años trabajando en León por fomentar la donación de órganos y por conseguir que mejoren las condiciones de vida de los enfermos renales. Actualmente cuenta con 180 socios que trabajan por la calidad de vida de pacientes renales. Además de numerosos cursos de formación, llevan a cabo un programa de atención a enfermos con grandes necesidades y un proyecto de respiro familiar para los cuidadores de los pacientes.